La demanda de tratamientos para dejar de fumar se dispara en Lugo

Cigarrillo electrónico. SEBAS SENANDE
photo_camera Cigarrillo electrónico. SEBAS SENANDE

La coincidencia de la entrada en vigor de la ley antitabaco y el inicio del año, ese momento de apostar por los nuevos propósitos, ha provocado un importante repunte de la demanda de tratamientos para dejar de fumar. Los farmacéuticos han sido los primeros en percibir ese repentino interés de los lucenses por dejar el cigarrillo, en muchos casos, y por sobrellevar el hecho de no poder recurrir a él en lugares públicos, en otros.

«Están completamente agotados los cigarrillos eléctricos y es lo que se está pidiendo más, aunque también se recurre a chicles y parches», señala Ana de Frutos, vocal de Farmacia del Colegio de Farmacéuticos. Los pitillos eléctricos, que emulan a los auténticos, emitiendo una especie de humo que resulta ser vapor y que se comercializan con sabor a tabaco y a menta, tienen un precio de más de 50 o de 80 euros, según el modelo, pese a lo que se han vendido tan bien que actualmente resulta muy complicado encontrar uno.

El hecho de que tanta gente se acerque a las farmacias para buscar apoyo para dejar de fumar ha decidido al órgano colegial a organizar un taller de deshabituación tabáquica. Así, el día 26, formarán a sus colegiados en la mejor forma de aconsejar a los interesados en dejar la adicción y en la recomendación del método más adecuado.

Si bien en las oficinas de farmacia es ahora cuando se percibe un incremento de interesados en abandonar el hábito, en las consultas médicas fue hace un tiempo cuando se notó. «Vino más gente a principios del año pasado que de este. Sí que se notó cuando se dio a conocer el contenido de la ley. Muchas personas que trabajan en la hostelería o la educación fueron a la consulta para intentar dejar de fumar», señala Enrique Vázquez Seijas, médico en el centro de salud de Fingoi.

Sí se percibió ese aumento este año en la unidad de tabaquismo de la USC, que tiene, desde que empezó el año 60 nuevos pacientes, frente a los 280 que atendió en todo el 2010.

También se ha proporcionado ayuda para la deshabituación tabáquica a los pacientes ingresados en la unidad de agudos de Psiquiatría del Lucus Augusti. Hasta que se inició el año pudo contar con una sala de fumadores que, según especifica la ley, hubo de ser clausurada, dado que sólo se permiten en las unidades de larga estancia. El jefe de servicio de Psiquiatría, Luis Vila, confirmó que, si bien días antes los pacientes sí manifestaron preocupación, cuando llegó el momento de cerrarla sólo uno protestó de forma enérgica. Aunque hay más ingresados que fumaban diariamente sólo cinco solicitaron parches de nicotina para sobrellevar el proceso de abandono de la adicción.

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