La demanda de comida en el comedor San Froilán se triplicó desde 2003

Miguel Gómez y el obispo de Lugo inspeccionan las nuevas instalaciones del comedor San Froilán. pepe álvez
photo_camera Miguel Gómez y el obispo de Lugo inspeccionan las nuevas instalaciones del comedor San Froilán. pepe álvez

El comedor San Froilán de Lugo ha renovado y ampliado sus instalaciones para atender una demanda creciente. Este servicio diocesano comenzó a funcionar en diciembre de 2002 y en 2003 dispensó 12.559 comidas. Siete años más tarde, en 2010, ya se había triplicado esa cifra, con 39.185 comidas, a una media de 120 diarias. A partir del lunes atenderá en el palacio de Velarde, cuyas dependencias se inauguraron ayer y recibieron la bendición del obispo, Alfonso Carrasco. El nuevo local tiene el acceso por la calle Armañá.

La crisis ha influido notablemente en la actividad del comedor, ya que «moitas personas pasaron de vivir con certa normalidade a depender da caridade para alimentarse», indicó Miguel Gómez, sacerdote encargado del comedor. Familias enteras dependen a diario de la comida que sale de estos fogones. De hecho, en 2010 se consumieron más menús a domicilio -23.954- que en las instalaciones, 15. 231.

Las parroquias pagan un euro por cada menú que se dispensa a domicilio y Cáritas Diocesana la misma cantidad por cada uno de los entregados a transeúntes.

Las primeras instalaciones se encontraban en el seminario diocesano y el paso a palacio de Velarde permite ganar espacio y operatividad. Adecuar el local de la planta baja de este edificio que linda con el patio trasero costó 300.000 euros, de los que la diócesis aportó 100.000. A estos hay que sumar, aclaró Miguel Gómez, 30.000 euros que donó un sacerdote y dos donativos de 10.000 euros cada uno que hicieron dos particulares. «Queda un déficit de 150.000 euros, pero confiamos en que a divina providencia que dirixe este comedor provoque a xenerosa colaboración de todas as persoas de boa vontade», explicó en su alocución.

El nuevo local dispone de algo más de 400 metros cuadrados y anteriormente estaba destinado a aulas, por lo que hubo que hacer una adaptación del espacio, explicó el arquitecto director de la obra, Justo Portela. «Fíxose un esforzo por aproveitar o que tiña a diócese e este edificio». Se instalaron nuevas cámaras frigoríficas y otros equipamientos, como una marmita, una mesa caliente, parte de la campana o una sartén basculante. También se incluyó un servicio de lavandería, con una lavadora, dos cuartos de aseo con ducha para el personal, un montacargas y una amplia zona de almacenaje. Además, se acondicionó una entrada para la mercancía y el callejón que da a Armañá.

El comedor podrá atender ahora más casos, aunque Miguel Gómez señaló que no sólo son necesidades nutricionales, sino también «as da alma», porque los usuarios «tamén buscan que alguén escoite a súa situación persoal, agradecen que se lles comprenda sen que importe a súa procedencia, condición social ou relixión».

Funcionamiento

  • Más de una veintena de voluntarios. El comedor San Froilán es un proyecto ideado por el anterior obispo de Lugo, fray José Gómez, que se sostiene gracias al trabajo de más de una veintena de voluntarios. Lo regentan dos religiosas de la congregación de las Hermanas de la Caridad, que cuentan con una persona contratada a tiempo completo y otra a media jornada.
  • Menús. El comedor abre todos los días del año y sirve un menú que consiste en un primer plato del que se puede repetir, un segundo que no y un postre, normalmente fruta o yogur, aunque a veces «gracias a las aportaciones de las empresas podemos tener pasteles», cuentan quienes lo gestionan. No se da alcohol, sólo agua y refrescos. La comida procede sobre todo de donativos de empresas y particulares y de acciones como la operación kilo que realizaron, por ejemplo, los colegios Josefinas y Maristas.

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