La Borriquita tira de cantera

Carlos Real, en el almacén de la Diputación donde se guarda el vestuario de la cofradía. (Foto: Pepe Álvez)
photo_camera Carlos Real, en el almacén de la Diputación donde se guarda el vestuario de la cofradía. (Foto: Pepe Álvez)

«En mi época había palos por ir vestidos de romanos». Lo cuenta Carlos Real , uno de esos lucenses que creció desfilando con La Borriquita los Domingos de Ramos y que ahora se ha convertido en vicepresidente de la emblemática cofradía lucense. Carlos prepara el inicio de los ensayos de la procesión y busca niños que, como en su época, se emocionen con la idea de vestir de soldado romano y recrear la entrada de Jesús en Jerusalén. Dice que para él, y para otros muchos, ir en la procesión suponía cuando eran pequeños una emoción semejante a la de la noche de Reyes.

Aunque Pilar Paz es la nueva presidenta de la cofradía, Carlos Real ha asumido el papel más público de la nueva dirección, que tiene el difícil reto de relevar a Rosita Lourido , ya casi centenaria, y que fundó la cofradía junto a su hermana Ofelia. Pese a los años, ella también sigue al pie del cañón.

Real es uno de esos lucenses que ingresó en la cofradía para desfilar primero como hebreo y que fue ‘ascendido’ a romano cuando creció. Es la misma trayectoria que han seguido cientos de niños de la capital, incluidos los hijos del ahora vicepresidente de la cofradía. Y es la historia que la directiva quiere que siga repitiéndose.

«Algunos empiezan en la sillita y siguen hasta que se hacen demasiado mayores para seguir», relata Carlos, que cuenta que ahora los niños crecen «como fabas subideiras», de modo que muchos tienen que abandonar los desfiles cuando son aún casi niños.

Sin embargo, a todos los que se suman a la cofradía les hace ilusión e intentan repetir cada año, destaca. Eso ocurre aunque ahora no hay, de partida, tantos niños voluntarios para sumarse a la cofradía. «Ahora se van de vacaciones, los padres hacen otros planes..., resume.

La cofradía busca unos 60 niños para participar en el desfile. El año pasado, al principio, no había bastantes inscritos y tuvieron que acudir a los colegios, en busca de voluntarios. La idea dio grandes frutos y al final se apuntaron más incluso de los que esperaban. «Y el que se apunta un año suele repetir», dice. Así, espera que este año haya muchos chavales voluntarios desde el principio. Lo sabrán mañana, cuando empiezan los ensayos en la Diputación. Serán los viernes de 19.30 a 21.00 horas y los sábados de 10.30 a 12.30 horas.

La cofradía busca niños y niñas. Eso es así desde hace ya muchos años. En tiempos, cuenta Carlos, el obispo no permitía que desfilaran niñas. Ese veto, sin embargo, no siempre funcionó. El ahora vicepresidente cuenta que Rosita Lourido encontró la forma de ‘colar’ a las niñas en el desfile: les ponía un pañuelo en la cabeza para esconder el pelo y desfilaban como si fueran chicos.

Ahora ya no hacen falta esos trucos porque las normas no imponen discriminaciones, así que todos y todas están invitados a acudir mañana al inicio de los ensayos, que se prolongarán hasta el gran día, el de la procesión.

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