Un verano más, como ya es habitual desde hace diez, el Miño vuelve a ser ocupado por una planta invasora llegada desde la América tropical. Se trata concretamente de la azolla filiculoides, una especie con tendencia demográfica expansiva que compite y elimina las especies protegidas. Para deshacerse de ella, sería necesaria una cuidadosa labor de limpieza en primavera que en Lugo no se lleva a cabo.
La planta es menos visible este año porque el río no va tan bajo, pero está presente. Sin embargo, la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil (CHMS) ignora el problema de la azolla y alega que no se procede a la limpieza porque «las plantas que aparecen en el Miño son plantas acuáticas autóctonas, no invasoras, muy importantes para los ecosistemas acuáticos y que afloran en superficie con la bajada del nivel del río».