Los residuos de una clínica generan alarma en una calle de Lugo

Filtro encontrado en el contenedor (Foto: J. Vázquez)
photo_camera Filtro encontrado en el contenedor (Foto: J. Vázquez)

La aparición en un contenedor de un filtro de hemodiálisis con restos de sangre motivó ayer una intervención policial y reavivó las protestas vecinales contra una clínica ubicada en la Rúa das Fontes, en el barrio de A Piringalla, en la ciudad de Lugo.

Los residentes de la zona llevan dos años denunciando el funcionamiento de la clínica B. Braun Avitum Galicia, "que permanece abierta a pesar de que carece de licencia de obra y de apertura", dicen.

Los problemas comenzaron ya con las obras realizadas en el bajo, "que se hicieron sin respetar los horarios y ocasionaron numerosos desperfectos en el edificio", aseguran. Desde entonces, las inundaciones son frecuentes y las tuberías del edificio están totalmente deterioradas, una situación que achacan al "ácido tóxico y corrosivo que utilizan para esterilizar las máquinas".

Además del estado de las viviendas, los residentes afirman que los ruidos y las vibraciones son "insoportables", ya que hay un grupo electrógeno que "sobrepasa con creces los decibelios permitidos por la normativa acústica".

Ante esta situación, los vecinos presentaron varias denuncias en el Ayuntamiento, que en septiembre de 2007 realizó una inspección en la clínica. Los técnicos municipales recogieron entonces en el acta que las instalaciones no se ajustaban al proyecto aprobado.

Tras varios cruces de alegaciones entre los afectados y el grupo de origen alemán B-Braun, propietario de la clínica, el Concello sancionó finalmente al centro el pasado 28 de febrero. Según se recoge en la propuesta de resolución, está sanción —por tener abierto al público un establecimiento sin permiso municipal—, consiste "en el cierre del establecimiento mientras no esté en posesión de la correspondiente licencia".

Los vecinos, que ayer decían que sólo el concejal José Rábade ha oído sus demandas, esperan ahora que el Ayuntamiento cierre la clínica a finales de este mes. El edil Xosé Chorén, del BNG, se trasladó ayer a la zona al ser avisado por los residentes y, tras presenciar la intervención policial, pidió soluciones para los vecinos y también para los enfermos.

En la clínica, por su parte, no quisieron hacer ayer declaraciones sobre la situación.

Incredulidad
Un usuario de la clínica lucense de hemodiálisis, que prefiere mantenerse en el anonimato, se mostró ayer incrédulo con las acusaciones vertidas por la asociación vecinal. Esta persona se decía seguro de que los restos del material utilizado con los enfermos "van siempre a contenedores especiales"y que la clínica, concertada con el Sergas, "tiene que pasar unos controles de calidad".

En su opinión, las criticas de los vecinos responden al "miedo" que puede ocasionar el hecho de tener cerca de sus viviendas un centro en el que se trabaje con sangre de numerosas personas. "Es el miedo a lo diferente", dice, "pero hay que pensar que la hemodiálisis es una necesidad vital para los enfermos renales, ya que, cuando no se puede realizar un trasplante, esta práctica es la única posibilidad de seguir respirando".

Este usuario calcula que en la provincia lucense necesitan hemodiálisis actualmente unas 500 personas.

Las quejas de los vecinos de la zona se intensifican todavía más con el proyecto para la próxima creación de una guardería, que estaría ubicada en unos terrenos próximos a la clínica de hemodiálisis. Los residentes de la Rúa das Fontes aseguran que los residuos del centro supondrían un "grave problema" para los menores.

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