La aleación del viento y el aluminio

Óscar Rego, ante las oficinas de su empresa. EPL
photo_camera Óscar Rego, ante las oficinas de su empresa. EPL

ÓSCAR LUIS REGO PRIETO es director de Compras Globales Estratégicas de Constellium

Óscar Rego nació en Lugo, pero pasó su infancia y juventud en Viveiro, de donde es su madre y donde su padre, trabajador de Telefónica, logró destino después de llevar a la familia por varios municipios de Galicia. Su vocación iba más hacia la economía o el derecho que hacia la ingeniería, pero el consejo paterno lo puso en el camino de lo que es hoy, aunque también obró su poca inclinación a conformarse con los trabajos cuando devienen rutina.

Óscar hizo un ciclo de FP de electrónica en Burela, por aquello de que quizás eso le ayudaría a conseguir un empleo seguro en la entonces empresa pública Telefónica, siguiendo los pasos del progenitor. La oportunidad de la oposición surgió al acabar, pero su padre le sugirió entonces que, en lugar de probar suerte ya, hiciera ingeniería. Y Óscar no solo aceptó, sino que se aplicó.

Acabó la ingeniería técnica industrial en electrónica en Ferrol con excelentes notas en 1994. Ya entonces «había dificultad para encontrar trabajo», recuerda, y optó por pedir una beca del Igape, que le concedieron para una empresa de Viveiro por un año. Solo cubrió la mitad del programa, porque le llamó la atención una convocatoria de dos plazas para inspectores de riesgo y tasación de Mapfre, y fue seleccionado. Estuvo varios meses en formación y tomó posesión en su plaza de Lugo. «Me encanta la ciudad, solo echo de menos el mar», dice. Pero, con todo, solo estuvo un año y medio. «No me llenaba del todo, no me planteaba hacer eso toda la vida», señala.

Así que formó a otra persona para su puesto y se fue «a iniciar la búsqueda activa de oportunidades». Se embarcó en un MBA en Gestión Medioambiental y poco después volvió a ver otra oferta que le llenó el ojo. Era 1997, y una nueva empresa se iba a implantar en Viveiro. La danesa Vestas estaba poniendo en marcha su planta en la costa y lo ficharon para ser director de compras. «Querían una persona con un perfil muy técnico porque era una firma nueva y necesitaba buscar empresas que pudieran fabricar componentes específicos para lo que necesitaba». Ese fue el bautismo internacional, al que llegó con su «nivel no muy alto» de inglés, pero suficiente para defenderse en sus continuos viajes a Dinamarca.

«Fue una etapa muy intensa, me dejé la piel, pero me formó como profesional, con un bagaje que me situaba en otro nivel», reconoce. Sin embargo, la motivación fue descendiendo cuando la planta estaba ya encarrilada y, tras casi cuatro años en este proyecto, aceptó una oferta para Metalúrgica Gallega, una empresa de A Coruña, de perfil familiar, especializada en fabricación de maquinaria pesada y mecanizado. Le ofrecían ser director comercial y adjunto a gerencia y liderar su introducción en el sector hidráulico y eólico.

Esta vez iba a trabajar en gestión de clientes y los contactos que había hecho en su etapa anterior eran un activo impagable. Sin embargo, estuvo solo año y medio. Por aquel entonces, Alcoa, que había comprado Inexpal, buscaba un director ejecutivo de compras para centralizar todas las adquisiciones de España y Francia en San Cibrao. Le costó volver al «mundo de la reducción de costes», pero con el cambio ganaba su vida familiar y dio el paso. Cuando llevaba cinco años, pasó a dirigir el equipo de compras de inversiones, es decir, las adquisiciones necesarias para nuevas instalaciones o ampliaciones, de la mano con el departamento de ingeniería. Fueron dos años y medio «muy buenos», pero en 2009 se dejó sentir el frenazo. Llegó la crisis y «las inversiones descendieron al cien por cien», recuerda.

El departamento apenas tenía actividad y en 2010 empezó a menguar. A final de año, tenía claro que necesitaba un cambio y dejó el trabajo. «Había estado viajando mucho, pero no conocía más que hoteles y aeropuertos y tenía ganas de establecerme en el extranjero», así que esa fue su meta. La primera oferta que llegó fue para los Emiratos Árabes, pero no le convencía. «No tenía premura económica y prefería esperar y tomar la decisión correcta». Y llegó a los tres meses, de la mano de Rio Tinto Alca.

La multinacional quería potenciar la estructura de compras y le ofrecieron ser director global ejecutivo de compras, con carta blanca para crear su equipo y definir su plan de trabajo. Su mujer dijo sí al traslado a Zurich y se fueron a Suiza. Le han dado libertad -se ha llevado tres compañeros con él-, pero «no me regalan nada», asegura. El reconocimiento también está a la altura de la exigencia, dice, porque desde que ha llegado ya le han ascendido dos veces. Lleva un año y por ahora no se aburre. «Ha sido el más intenso de mi vida», reconoce.

DIFERENCIAS
«En España valoran las horas que pasas en el trabajo y aquí, tu rendimiento»

Oscar rego ha trabajado en varias multinacionales y ha comprobado que, aunque traspasan fronteras, en realidad se ajustan a la cultura laboral de cada país. Por eso el traslado a Suiza ha conllevado también un cambio en la política de empresa. «En España se valora mucho las horas que pasas en la oficina, aquí no, importa más lo que haces y que cumplas los objetivos», dice.

La jornada es continua, con una parada de unos veinte minutos para comer algo rápido. Ni Óscar ni los trabajadores que dependen de él tienen que fichar. «No me preocupa si un día quieren irse antes porque su hijo tiene un partido, porque cuando están de viaje también hacen más horas», aclara.

Por otro lado, describe un país que tiende a la uniformidad, donde «el efecto mimético es increíble, van todos iguales», dice. Sin embargo, las condiciones fiscales varía mucho entre zonas, no solo entre cantones, sino incluso dentro de la misma área metropolitana de Zurich, donde «hay zonas fiscalmente más atractivas que otras».

El control del Estado es férreo. «Desde el principio te inundan de papeles para saber si tienes seguro -el de la empresa solo cubre accidentes, el de enfermedad es personal-, si tienes cuenta corriente y cuánto ganas».

Desde que vive en la ciudad suiza, ha ganado tiempo para la familia. «Ves la diferencia entre vivir en el centro o en la periferia. Estar aquí me permite ir a Italia, Hungria, Francia en un día y merendar en casa, cuando antes tenía que dormir fuera», señala.


¿QUIÉN ES?

Óscar Luis Rego Prieto

EMPRESA

Trabaja para Constellium, una de las empresas que lideran el sector de la manufactura de alumnio a nivel mundial. Pertenece a las sociedades de inversión Apollo y FSI, en un 51% y un 10% respectivamente, y a Rio Tinto, en un 39%.

CIFRAS

La empresa tiene alrededor de 26 áreas de producción repartidas entre Europa, Estados Unidos y Asia y presencia comercial en 60 países. Cuenta con 9.000 empleados.

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