Juzgada por estafar a una amiga solicitando préstamos a su nombre

Con amigas como ésta,  quién quiere enemigas, debió pensar una lucense, a la que estafó una mujer que se había ganado su confianza. Esa allegada interesada puso las letras de préstamos que pidió, que generaron en total unas deudas de 11.500 euros, a nombre de la víctima y además se quedó con un turismo de ésta.

La acusada, M.A.A.M., aceptó una condena de un año y nueve meses de prisión y una multa de 1.620 euros por sendos delitos continuados de falsedad en documento mercantil y estafa.Además, asume todas las deudas contraídas por la víctima e incluso abonará las costas del abogado de ésta, que ejerció la acusación particular contra ella.

Con esta pena que le impondrá el juzgado de lo penal número dos de Lugo, tras llegar a una conformidad, la imputada no tendrá que ingresar en un centro penitenciario, ya que no cuenta con antecedentes.

En 2003 la procesada se granjeó la confianza de la víctima, hasta el punto de que tuvo acceso a diversa documentación personal de ésta, como su carné de identidad, nóminas y números de cuentas bancarias.
En octubre de ese año M.A.A.M. le solicitó a una entidad financiera  un crédito de 600 euros para ella, que a lo largo del año siguiente  ampliaría en tres ocasiones. Pero los cobros de los recibos que generaban los préstamos los cargó en cuentas corrientes de la víctima, a la que le ocasionaron una deuda de 1.149 euros.

Esa operación la repetiría la acusada, entre los años 2004 y 2005, con otras cuatro entidades financieras, pidiendo préstamos o tarjetas de crédito que generaron unas deudas de entre 974 y 3.920 euros, que le reclamaron a la víctima.

Para poder suscribir esas operaciones de crédito la imputada le presentaba a las entidades financieras fotocopias del DNI y de nóminas de la afectada y en alguna que otra ocasión también tuvo que imitar su firma.

Además, ponía su domicilio en las solicitudes de préstamos para que no le llegase a la víctima la correspondencia informativa con los cargos.

REBAJA

La condena que aceptó la procesada supone una rebaja de un año y dos meses de prisión y de  360 euros de multa con respecto a la petición inicial que realizaba el ministerio fiscal.

El abogado de la acusación particular, ejercida por la víctima,  que dio el visto bueno a la conformidad, solicitaba en principio tres años de prisión por cada uno de los tres delitos que le imputaba, estafa, apropiación indebida y falsedad en documento mercantil.

También se quedó con un turismo

M.A.A.M. no sólo pidió créditos a nombre de la víctima, también la convenció para quedarse con su turismo. En junio de 2004 la perjudicada adquirió un vehículo por 8.000 euros. Ese verano la procesada se lo pidió con la disculpa de que tenía que realizar un viaje.

Pero para evitar que pudiese recaer sobre ella cualquier carga  en caso de sufrir un accidente o una sanción de tráfico, le aconsejó firmar un contrato de compra-venta y aceptó.

El 26 de julio firmaron ese contrato privado. Pusieron un precio de 3.000 euros, que la acusada no abonó porque en realidad era una operación fictia. Sin embargo, tras el viaje, fuese cierto o no, la víctima se encontró con que su supuesta amiga se quedó con el turismo y no se lo devolvió.

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