A juicio 11 años después la muerte de dos deportistas lucenses en el río Mandeo

Las familias de los dos excursionistas lucenses que perdieron la vida durante un descenso a pie por los cañones del río Mandeo, en la provincia de A Coruña, han tenido que esperar once años para que se imparta justicia. La vista de faltas por el caso se celebra este miércoles en el juzgado de instrucción número dos de Betanzos

En el verano de 1999 el agua arrastró a estos dos vecinos de Lugo y a sus trece acompañantes, después de que el personal de la minicentral hidroeléctrica que explota el cauce abriera las compuertas de la presa.

Los abogados de las familias de los fallecidos acusan de una falta de imprudencia grave al monitor de una empresa especializada en deportes de aventura, que dirigía al grupo de excursionistas, y al representante legal de la eléctrica que explota el cauce, Navarro Generación —antes Minicentral MN—. Solicitan para ambos una multa, cuya cuantía se determinará durante el juicio.

Además, como responsabilidad civil, los letrados les reclaman a estas dos empresas, junto a Unión Fenosa, concesionaria que arrendó la explotación hidroeléctrica, y al centro deportivo que organizó la excursión, que indemnicen conjuntamente a las familias con al menos 300.000 euros, más intereses de demora. Importe, también por concretar, que tendrían que asumir las compañías aseguradoras de las demandadas, de ser condenadas.

Dilación
La celebración de este juicio se ha suspendido en cuatro ocasiones. Las defensas de los acusados presentaron tres recursos de apelación ante la Audiencia Provincial de A Coruña, con la pretensión de que se archivara el caso, y una recusación de la jueza que lo ha instruido.

Miguel López, que es el abogado de los padres de uno de los fallecidos, Juan Carlos González Pena, calificó como "desproporcionada" esta demora, que atribuyó a que "las partes implicadas lo han retrasado a conciencia con recursos" y "no por una dilación indebida del juzgado".

El letrado Juan Díaz Bernárdez, que defiende los intereses de la familia del otro fallecido, Luis Manuel Cabezal Gómez, considera que este retraso de once años es una "barbaridad", que, a su entender, se debe no sólo a la presentación de los recursos, sino también a la "lentitud del juzgado" durante la tramitación de las diligencias.

Negligencia
Ese fatídico descenso a pie entre los peñascos del río Mandeo, en el verano de 1999, fue un cúmulo de despropósitos, a juicio de ambos abogados. Miguel López explicó que la Federación Galega de Espeleoloxía, de la que era miembro el monitor que dirigía el grupo, aconseja que haya un profesional por cada tres excursionistas y en este caso sólo uno acompañaba a los 15. Agregó que además se realizó en "una zona de influencia de vertidos hidráulicos" sin alertar previamente a los participantes.

"Es una negligencia temeraria organizar una actividad como ésta al pie de una minicentral", dijo Juan Díaz, quien indicó que cuando se oyó la suelta de aguas el monitor, según declararon algunos de los excursionistas, "no le dio importancia y decidió continuar".

No era la primera vez que ocurría. Un par de años antes de este trágico accidente se produjo otro. Un joven que se estaba bañando en el río Mandeo perdió la vida ahogado al aumentar el caudal, también después de una apertura de compuertas.

Tras la muerte de ese bañista, según aseguró Miguel López, "la eléctrica, que está obteniendo un lucro de un bien de dominio público, sólo colocó carteles con la advertencia 'Atención, subida de caudal'". Su homólogo Juan Díaz precisó que la empresa tiene "la obligación legal de anunciar la suelta de aguas con señales acústicas y luminosas". Este abogado añadió que esos vertidos se tienen que producir de forma "paulatina y aquí no se cumplió".

Comentarios