Cuatro de los cinco vecinos que viven en el número 12 de la Rúa da Silva pasaron ayer varias horas en observación en el Hula a causa de una intoxicación de monóxido de carbono. Los tres adultos y el niño, de dos años, presentaban síntomas similares: fuertes mareos, dolor de cabeza y nauseas. El único que se libró del ingreso fue el padre de familia, Eduardo Lázare, que sufrió solo una ligera cefalea.
«Anoche, como era un día tan frío, eché leña y carbón a la cocina y cerré el tiro para que aguantase caliente hasta por la mañana. He hecho eso mismo otras veces y nunca ha pasado nada, hasta ahora», admite Lázare, convencido de que a él apenas le afectó el monóxido de carbono porque duerme en la habitación más alejada de la cocina y porque no se acercó a ella hasta la mañana.
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