Huelgas y huelgas

España es un país con hipertrofia legislativa, hay leyes para dar y tomar, todo se legisla y se regula porque nuestro legislador cree, ingenuamente, que basta con legislar para acabar con los problemas. Sirva como ejemplo la Ley de Igualdad.

A la vez existen determinadas cuestiones espinosas que nadie se atreve a abordar, como el derecho de huelga, hasta la fecha regulado por un decreto preconstitucional.

Podrán argumentar, quienes defienden que no es necesaria una Ley de Huelga, que nada distinto podría decir a lo reflejado en dicho Decreto, más allá de una regulación de servicios mínimos. Y precisamente en estos está el problema, porque el reiterado incumplimiento de los mismos en cada conflicto no suele llevar aparejada sanción alguna, puesto que, habitualmente, en la negociación se pacta dejar impunes a quienes los han incumplido.

En nuestro país tenemos ejemplos cíclicos: las huelgas veraniegas  de los pilotos del Sepla, la huelga navideña de maquinistas de Renfe, la huelga de limpieza de aeropuertos en Semana Santa, etc.

En nuestra ciudad asistimos estos días a un conflicto dónde la pretensión fundamental es, a mi modo de ver, estrambótica. Las empleadas de dos empresas  concesionarias de la limpieza en Concello y Diputación, pretenden que se las equipare a los funcionarios de esas mismas instituciones del grupo D.

Se argumentará que toda petición de los trabajadores es legítima. Se dirá también que a igual trabajo igual salario. Pero el asunto es más complejo, bastante más.

Olvidan que los funcionarios o laborales fijos acceden mediante oposición, diferencia sustancial con las reclamantes. Vamos que si quieren disfrutar de nueve moscosos y cuatrocientos eurazos del ala a mayores cada mes, lo que tienen que hacer es aprobar una oposición. Así de simple.

De aceptar la bondad de sus argumentos, es de suponer que serían de aplicación general, por ejemplo, los guardas de seguridad de ambas instituciones pasarán a tener la jornada y el salario de la policía local.

Pero luego nos encontraríamos con trabajadores de empresas privadas que, según dónde prestase servicios su empresa, cobrarían distinto. ¿No habíamos dicho que a igual trabajo igual salario?

El autor intelectual de tal idea, el sindicato UGT, afirma que las empresas no tendrían problema siempre y cuando las administraciones aumenten el canon que les abonan. Faltaría más.

Vamos, que la solución es que los ciudadanos paguen más impuestos y todos tan contentos.

Y encima, como es habitual, los piquetes se dedican al vandalismo informativo provistos huevos y kétchup perjudicando a esos mismos ciudadanos que les pagan el sueldo.

Mira que si los responsables de las Administraciones  le echan la misma materia prima y toman idénticas medidas que en el Metro de Madrid…

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