Historia de una parroquia

A MILAGROSA: iglesia / igrexa
Iglesia de A Milagrosa, en una imagen de antaño

El ensanche de la ciudad de Lugo en la parte norte fue una de las razones que motivó la construcción de la iglesia de A Milagrosa, ante la necesidad de dar servicio religioso a un gran número de vecinos. Anteriormente toda la zona realizaba el culto en la iglesia de San Froilán, dentro del recinto amurallado y cuya ubicación quedaba cada vez más a desmano de la mayoría de los vecinos.

La reducción de costes de construcción y de mantenimiento fue una de las razones fundamentales a la hora de elaborar su diseño. El proyecto de edificio constaba, además de la propia iglesia de sus correspondientes anexos: el baptisterio -que en la disciplina de entonces exigía fuese ubicado en un local fuera de la Iglesia pero no separado e inaccesible-, nave de catequesis, capilla del Santísimo, -apta para la instalación de confesionarios- sacristías y demás servicios. Todo ello en un solo y aislado edificio. En otros cuerpos ya se situarían, de forma independiente, las viviendas parroquiales y las escuelas de ambos sexos de la llamada, por aquel entonces, Acción Católica. Estas dos últimas actuaciones, que estaban en el proyecto inicial, o no se ejecutaron -como fue el caso de las escuelas que se realizaron bastante después, con un esquema de proyección totalmente distinto al realizado por el arquitecto municipal Ruperto Sánchez- o se trasladaron del lugar, como en el caso de las viviendas parroquiales que ocuparon el lugar que correspondía a las escuelas.

EMPLAZAMIENTO

Los solares adquiridos para el emplazamiento sumaron una superficie aproximada de 3.526,40 metros cuadrados y estaban situados en las inmediaciones del, por aquel entonces, llamado «Camino de la Nacional VI Madrid a La Coruña, en sentido perpendicular a su margen izquierda y a la altura del PK 512,300 con una distancia de 70 metros».

Esta zona estaba siendo urbanizada en diciembre del año 1945 y se pretendía situar a la iglesia en una posición céntrica y de fácil acceso para la mayoría de los feligreses.

Otro factor importante para su ubicación era que el terreno fuese un poco elevado con respecto al entorno. De esta forma, se resaltaba el templo y, al mismo tiempo, se preservaba de la humedad y de posibles elevaciones del terreno. Se trataba de un plano ya nivelado, con lo que se evitaban movimientos de tierra costosos. El subsuelo estaba formado de granito descompuesto lo que permitió también soportar la mole del edificio.

ORIENTACIÓN

Para la orientación del templo se siguió la disciplina antigua, es decir, de occidente a levante. Además, la fachada principal se proyectaba hacia una futura plazoleta. En total, la iglesia ocuparía una superficie cubierta de 952,90 metros cuadrados.

Los edificios anexos, según figuraban proyectados, ocuparían una superficie conjunta de 491, 60 metros cuadrados. Las viviendas parroquiales constarían de dos plantas. La del párroco tendría unas dimensiones algo mayores que las de los coadjutores. En un principio las viviendas estarían orientadas de norte a sur y las escuelas, de este a oeste. Además, junto a la parte posterior de la iglesia, formarían un patio de expansión escolar de unos 674 metros cuadrados. La parte de entrada y acceso se reservaba para jardines y otros cultivos, con una superficie de 1.407,80 metros cuadrados.

Para el diseño del templo, Ruperto Sánchez tuvo muy presente las demas iglesias existentes en la ciudad, procurando de alguna manera el contraste. Se apostó por el estilo prerrománico en el exterior y el gótico primario en el interior.

PLANTA DE CRUZ

La traza de la planta es de cruz latina, con una nave central amplia de once metros de latitud libres y dieciséis metros en longitud hasta la intersección con el transepto, que lleva también esta dimensión en latitud. La longitud de los brazos es de siete metros en los que se alojan los altares laterales. La superficie interior del templo es de 418 metros cuadrados, reservando las mayor parte de esta superficie para el pueblo.

La planta trazada y el estilo elegido van a exigir una bóveda de crucería con sus correspondientes lunetas para los pasos de la luz.

El pavimento del templo se elevó sobre el terreno y la diferencia de cotas se resolvió con la escalinata que da acceso a la entrada principal.

Para la iluminación se proyectó un buen numero de luces exteriores, realizadas en carpintería metálica, que más tarde se convirtieron en artísticas vidrieras emplomadas, que dan personalidad al interior del templo.

La estructura exterior de la construcción resulta de cierta sencillez, en la que sólo se destacó la linterna del crucero y el cuerpo de la torre, en su flanco.

FACHADA

La fachada principal consta de un hueco simple rematado por el hastial, que marca las pendientes de la cubierta y de un tímpano ladeado más bajo que corresponde al lateral norte. Una amplia escalinata da acceso al atrio, que está cubierto con tres arcos románicos. Estos coinciden en su eje con la puerta de entrada principal para recogerse en el muro exterior por un remarcado ojival y su archivolta, cuyo espacio interior se decoró plásticamente con un alto relieve de escenas históricas.

El gran rosetón, el cornisamento del hastial, rematado en su ángulo superior con una cruz, y la torre, ligeramente avanzada en su flanco derecho, acaban por formar este armonioso conjunto.

LOS ORÍGENES

El origen de la parroquia de A Milagrosa se remonta al año 1942. El párroco de San Froilán, Xosé Fernández Núñez, debido al elevado número de fieles, inauguró el 20 de diciembre de aquel año un lugar de culto, la capilla de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, situada en la avenida de La Coruña. En septiembre de 1945 se adquirieron tres parcelas de terreno y unos meses más tarde, concretamente, el 23 de febrero de 1946 se colocó la primera piedra de la futura iglesia, con la asistencia del por aquel entonces obispo de la diócesis, Rafael Balanzá. La bendición de la iglesia tuvo lugar el 16 de enero de 1951, pasándose a celebrar allí las misas dominicales, al haberse quedado la capilla insuficiente. El 31 de octubre de 1961, el obispo Antonio Ona de Echave expidió el decreto de división de parroquias. Entre las cinco nuevas con las que contaba la ciudad, estaba la de La Milagrosa, que se formó con territorios segregados de las antiguas parroquias de Albeiros, San Froilán y San Pedro. El primer párroco de La Milagrosa fue José Varela España.

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