Gastar saliva

Es bastante evidente que la relación entre el Ayuntamiento de Lugo y la Xunta de Galicia ha pasado por mejores momentos. No hay cariño. Chocan entre sí formas diferentes de ver la realidad. Los mimitos y las caricias se guardan para gobiernos del mismo color político. Pocas veces se les da cremita a los adversarios. El jabón se reserva para los amigos, la cera para los rivales. En esas circunstancias, es difícil que pueda surgir el amor. Las flechas de Cupido no pasan de Melide, ni hacia un lado ni hacia otro.

Con tan poca disposición, el divorcio parece una consecuencia lógica. Además, los problemas de pareja empeoran, como es habitual, cuando el dinero no sobra y hay responsabilidades compartidas.

La Xunta quiso aplicar, por narices, un recorte en la subvención que le venía concediendo anualmente al Ayuntamiento por la prestación del servicio de Ayuda en el Hogar. Sin mayores explicaciones, cogió la tijera y rebajó en un 70% su aportación. Búscate la vida, vino a decir. La Administración local se revolvió y le montó un pleito. Ahora, el gobierno gallego tendrá que argumentar los motivos de su decisión. Es lo que dictamina una sentencia del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG).

Lo cierto es que la financiación de los servicios sociales no deja de ocasionar encontronazos entre las administraciones local y autonómica.

En los últimos cuatro años, la crisis ha provocado una caída brutal de la inversión pública para pagar esas prestaciones. Esto sucede, por otra parte, cuando la gente necesita más ayudas para salir adelante. La ronda sale muy cara y nadie quiere poner los billetes sobre la barra. Con la cartera vacía, no se puede ir de copas. Si uno no paga, otro tiene que hacerlo. De lo contrario, pasa lo que pasa, que aquí no bebe nadie. Al final, corremos el riesgo de morirnos de sed.

La realidad es bastante tozuda. Se puede travestir, pero difícilmente lo blanco puede parecer negro. Acabamos de conocer un informe que evalúa la situación de todas las comunidades en esta materia. Lo firma la asociación estatal que agrupa a los gerentes y directores de ese tipo de prestaciones. No salimos muy bien parados. De hecho, suspendemos a base de bien. Para los que saben de esto, no somos los peores, pero el estudio califica el desarrollo de los servicios sociales en Galicia como «irrelevante». Dicho de otra manera, si esa evaluación fuese un examen al uso, el alumno quedaría reducido, contando con la generosidad del profesor, a la categoría de los cenutrios. De los lerdos, incluso.

De hecho, si nos ceñimos a la definición del adjetivo irrelevante, el diccionario nos dice que se aplica a algo que carece de relevancia o de importancia. En este caso, lamentablemente, para el bienestar de los ciudadanos. Un ejemplo más de que una cosa es prometer y otra bien diferente dar trigo. Harían bien los que mandan en tomar nota del asunto. Al personal no le sirve de nada que se saquen los ojos entre ellos. Se trata de definir bien las competencias y de que cada uno haga lo que tiene que hacer. Lo demás, es gastar saliva.

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Torres-Dulce recordó que un procedimiento judicial que se dilata es un «mal proceso»

Siete años después del inicio de la operación Muralla, Cacharro Pardo será imputado en la causa. Preguntado por esta circunstancia, el fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, recordó que el procedimiento judicial que no cumple con los criterios de «eficiencia» y «rapidez» es «un mal proceso». Hasta que se dicta sentencia no se hace justicia.

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