''Esto de la política es un rollo, ¿no?''

Los repartos de propaganda, como cualquier otro acto electoral, tienen una intrahistoria que a veces depara un rico anecdotario, sobre todo si sus protagonistas derrochan simpatía en las distancias cortas. El paseo del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, por el casco histórico de Lugo respondió a este canon. Fue un recorrido cargado de detalles de humor y aderezado, incluso, con el amable intercambio de opiniones del mandatario gallego y candidatos lucenses del PP con viandantes que no compartían sus puntos de vista. Una pareja se lo dejó claro: «Connosco non tedes nada que facer, non estamos dacordo coa política que fai ningún partido», indicó la mujer. El hombre arremetió con educación contra tirios y troyanos. «O alcalde de Lugo -el socialista José López Orozco- ten aquí algunha pirámide pendente, pero na Xunta, co Gaiás, hai para vós e para os que veñan». «Non lle digas eso ao único que puxo orde nese asunto», atajó García Díez, candidato al Congreso. «Outros tiveron catro anos para buscar solucións», apostilló Núñez Feijóo.

El presidente derrochó simpatía con mayores y niños en la Praza Maior, donde mantuvo una curiosa charla con una pequeña, a la que le comentó, a medio camino entre la pregunta y la reflexión: «Esto da política é un rollo, non?». «Somos unhos pesados, sempre discutindo entre nós», agregó, saturado quizá por el ajetreo electoral. Tras este acercamiento volvió al guión establecido y, con la complicidad de la madre, le dio a la chiquilla unos caramelos del PP. «A ver se che gustan?», dijo.

Varios lucenses, casi siempre mujeres, aprovecharon la ocasión para hacerse fotos con Feijóo, con su pareja inmortalizando el momento móvil en mano. Barreiro, candidato al Senado, también ejerció de fotógrafo improvisado.

El líder del PP gallego se mostró cercano y estuvo siempre al quite, como con un señor de Murcia que alabó el sol de su tierra frente a la fresca temperatura de Galicia. «Aquí hay otras ventajas. Tenemos a las gallegas». Pese a que en Lugo la frase tiene una clara connotación judicial, a Núñez Feijóo se le escapó algún «¿Que tal campeón?», muletilla que usa a veces como saludo.

La comitiva efectuó paradas en locales clásicos de la ciudad. En la Pastelería Madarro, el presidente probó un dulce, mientras la responsable de prensa le insistía al fotógrafo de El Progreso para que no le sacase devorando. Cosas de la dictadura de la imagen.

Tras deleitarse con los sones de la banda de música en la Praza Maior, el grupo tomó un café en el bar Centro. Allí, Feijóo vio el quinto y sexto gol del Madrid ante el Osasuna y se interesó por las preferencias de otros contertulios sin pronunciarse, conocedor de que el fútbol suscita más pasiones que la política. De retirada, vivió un grato reencuentro con el exalcalde de Vigo y exconselleiro de Traballo, Manuel Pérez. Fue el colofón al baño de popularidad con aire familiar, durante el cual la comitiva popular, imbuida por la placidez propia de una mañana dominical, no dio la vara.