Se llama Manuel y está feliz

¿Quién será? Ésa fue la pregunta más pronunciada a lo largo de la jornada de ayer por una gran parte de lucenses que querían descubrir la identidad del ganador de los 9 millones de euros del último Cuponazo de la Once.

Sin embargo, el afortunado no es fácil de localizar. El hombre, que parece tener entre 40 y 50 años y se llama Manuel, es originario de una parroquia situada al oeste de la capital lucense, donde residen sus padres. Ayer mismo, la madre manifestaba, por teléfono, aunque con pocas palabras, que todos estaban «muy contentos» con este premio.

La mujer desconocía, en cambio, cuáles son las intenciones de su hijo y si el premio será repartido entre los tres hermanos, como se afirmaba en algunos bares de la zona de Lamas de Prado.

Poco efusiva para el destino que le tocó a su hijo, afirmó, por otra parte, que todavía no había hablado con él y que desconocía si seguiría trabajando o no. «¿Usted no trabajaría?», preguntó.

La mujer, que esperaba a su hijo para cenar, afirmó que el millonario estaba casado y tenía hijos. Sus palabras fueron escuetas y afirmaba que tampoco sabía mucho más en cuanto a los pormenores del premio.

Entre tanto, otros comentarios de gente que conoce al agraciado apuntaban a que uno de los dos hermanos era pintor y el otro, empleado de una panadería. Ninguno de los dos pudo ser tampoco localizado.

Al parecer, el millonario vive en la zona de Fonte dos Ranchos, donde tiene un piso. También se dijo que acostumbra a visitar varios bares del barrio de A Ponte, donde incluso acude a jugar a las cartas habitualmente.

Sin embargo, pocos establecimientos hosteleros reconocían haber recibido la visita del nuevo millonario en estos últimos días.

Este lucense ganó, jugando al Cuponazo de la Once, 9.035.000 euros, repartidos en dos cupones, uno con la serie premiada y otro sólo con el número.

A cambio de tanto dinero invirtió sólo seis euros. Seguramente que fue el mejor negocio de su vida.

Ése fue el premio que le tocó a este lucense que adquirió dos cupones de la Once el pasado viernes por la tarde, pocas horas antes del sorteo, en un quiosco de la calle Quiroga, regentado por José Abelairas Torres, quien comunicaba su felicidad por haber concedido tal premio entre los vecinos del barrio.

El número afortunado con el Cuponazo, dotado con los nueve millones de euros, fue el 13.162 y la serie, la 031. Pero, además, el mismo comprador adquirió otro cupón del mismo número aunque distinta serie por lo que a los nueve millones de euros se suman 35.000 más de premio.

El comprador afortunado acudió a las oficinas de la delegación de la Once en Lugo a media mañana del lunes con el fin de cobrar los premios.

El hombre, que se presentó acompañado por otra persona, entregó el cupón a la Once y, a su vez, este organismo tramitó la documentación para poder efectuar el pago. El dinero tiene que estar ingresado, como máximo, mañana.

El vendedor de la Once que repartió estos premios tenía diez cupones con el número y los únicos que vendió fueron los que le tocaron a este lucense. El resto los devolvió.

El Cuponazo de este viernes fue el primero que cayó en Lugo, desde que este premio está en circulación, hace un año. También fue el premio más alto que la Once dio en la provincia.

SU EMPLEO

  • Trabajaba en Rábade. El afortunado trabaja o trabajó, hasta esta misma semana, en una empresa de Rábade donde, ayer por la tarde, aseguraban desconocer cómo poder localizar al ganador del premio al tiempo que se negaban a dar más información. Tampoco se pronunciaron sobre si seguirá trabajando. El mutismo fue total y muchos de sus amigos y conocidos tampoco aportan más información.
  • Un bar. Vecinos y personas que lo conocen afirman que el afortunado tuvo un bar en la zona de Lamas de Prado, cerca de donde adquirió los dos cupones ganadores, en el quiosco de la Once, ubicado en la calle Quiroga. Quizá, por ese motivo, aquella zona era ayer un auténtico hervidero de comentarios tratando de desvelar la identidad del afortunado que, por otra parte, poco se dejó ver. Uno de los hermanos, incluso, vive también en la zona. De ahí que tuviera la costumbre de adquirir, día a día, desde hace unos años, su cupón de la Once en el quiosco de la calle Quiroga.

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