Entre clase y clase, bambas de nata

'I`m from Lugo', en Bením (Foto: EP)
photo_camera 'I`m from Lugo', en Bením (Foto: EP)

la confitería Santos cumplió 65 años el 15 de agosto, pero, lejos de jubilarse, emprende una nueva etapa. En las próximas semanas se trasladará al antiguo local de la vidriería Lara, en la esquina de Bispo Aguirre con la Ronda da Muralla.

La familia de confiteros, que va ya por la tercera generación, deja la tradicional calle de las dulcerías para acometer nuevos proyectos en ese local, a la vez que se acerca a un público que durante muchos años fue clave en el negocio. En 1947, cuando Antonio Santos y Pepita Penalonga compraron la confitería Seni, donde trabajaban, y le cambiaron el nombre, las bandejas de pasteles volaban en los recreos de los institutos. «Teníamos que tenerlas preparadas porque en media hora las despachábamos», explica María Luisa Santos, hija de los fundadores y actual gerente del negocio. Al lado, su madre cuenta que en ese momento un pastel costaba 50 céntimos de peseta y que las bambas de nata eran los dulces que más gustaban a los chiquillo. Y el azar hace que, justo en ese momento, uno de esos chavales entre en la pastelería. Se llama Amadeo Fernández, es de Becerreá y aunque pasó las últimas décadas en Madrid, reconoce a la primera a Pepita, a la que no deja de elogiar por sus pasteles. «Eran enormes, con un pastel comía una persona», bromea. Cuenta que, cuando su abuelo venía a verle desde Becerreá, había visita segura a la Santos, lo mismo que con su pandilla, «cuando había dinero», matiza. En su caso, las preferidas eran las cañas, que siguió comprando durante años cada vez que volvía a Lugo. «Lo mejor que podía llevarle a mi familia eran pasteles de Santos», afirma.

Pepita asegura que el oficio de pastelero es muy sacrificado -«en el horno empezábamos a las cinco de la mañana y yo estaba tras el mostrador desde las ocho y media hasta las nueve de la noche, sin cerrar a mediodía ni ningún día de la semana», recuerda- pero se muestra muy agradecida por el respeto y el cariño que siempre le mostraron los clientes, asegura. «Les debo mucho, me han ayudado mucho», afirma emocionada.

El negocio ha cambiado mucho. Hace 65 años era costumbre ir a por la bandejita de pasteles tras la misa de domingo -«ahora la gente ya caso ni va a misa», señala María Luisa- y, en general, se tomaba mucho más dulce. «Antes la gente venía a merendar y entre tres o cuatro tomaban una docena de pasteles. Hoy, como mucho, un bollo», explica Pepita. Los gustos también han ido cambiando. Ahora se venden mucho los minipasteles y la confitería fue incorporando novedades -algunas para celíacos e intolerantes a la lactosa-, sin abandonar los clásicos. Santos seguirá ofreciendo en el nuevo local cañas, milhojas, petisús, merengues blancos y tostados, caprichos, tejas, barras de nata y ranitas de bizcocho y mantequilla, entre otras muchas delicias. Como siempre.

Recibimiento en la Escuela Politécnica

La Escuela Politécnica recibió ayer a los cien estudiantes de nuevo ingreso admitidos en los cursos puente. Momentos después, se iniciaron las clases de los cinco cursos, que se imparten por vez primera este año.

Kukadas celebró su primer año

Kukadas celebra, entre ayer y hoy, su primer año. El establecimiento hizo descuentos del 25 por ciento y regaló golosinas y rosas para los niños y sus madres. También actuó un payaso, que repetirá hoy, de 18 a 20 horas.

Exposición de Antonio Reino en Iskoö

El espacio multidisciplinar Iskoö, ubicado en Ciudad de Vigo, inauguró ayer, a las ocho, una exposición de pintura de Antonio Reino, acto que fue seguido de un aperitivo compartido por todos los presentes.

Xoán Eiriz ofreció un concierto en el Auditorio

El cantautor Xoán Eiriz ofreció ayer un concierto en el Auditorio, en el que presentó sus últimas canciones, incluidas en el disco ‘Trinta anos e unha cantiga de amor’. La actuación se enmarcó dentro de la programación para este mes del Auditorio.

Las camisetas ‘I’m from Lugo’, en Benín

También se vieron camisetas de la campaña ‘I’m from Lugo’ en África Occidental. En este caso, la lucense que la porta se encontraba de vacaciones en Benín y se hizo la foto justo en la entrada a este país, que limita con Togo y Burkina Faso.

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