Entre 10.000 y 50.000 estorninos invadirán los parques lucenses este mes

Las bandadas de estorninos empiezan a llegar a la ciudad. Este mes, junto con marzo, es una de las épocas en las que estas aves inician su vuelo a la Península Ibérica para invernar. Por este motivo, la empresa Locus Avis, contratada desde el año 2004 por el Concello de Lugo para ahuyentarlas, comenzará en unos días su actividad.

«No podemos saber con exactitud cuántos estorninos llegarán este año a Lugo, ya que depende de factores tan variables como la cría que hayan tenido. No obstante, la menor cantidad con la que nos hemos encontrado en la ciudad ha sido 10.000 estorninos y la mayor, 50.000; por el momento no sabemos a cuántos nos enfrentamos con exactitud», explica el biólogo Miguel Álvarez, de la empresa Locus Avis. «Lo que sí sabemos es que en esta época comienzan a asentarse y por eso no tardaremos en actuar», asegura.

Las áreas predilectas de los estorninos son los árboles de A Milagrosa, el parque Rosalía de Castro y Ramón Ferreiro. «Son sitios fijos en los que sabemos a ciencia cierta que habrá un gran número de ejemplares. Incluso es habitual que se concentren más de 1.000 estorninos en un solo árbol», concreta Álvarez.

La presencia masiva de estas aves ocasiona ruidos molestos y continuos y espesas capas de excrementos tanto en el mobiliario urbano alojado en los parques como en los vehículos aparcados en las proximidades, dos de los desperfectos que concentran las principales quejas de los vecinos.

Locus Avis necesitará unas tres semanas para reducir la población de estorninos hasta que no resulten molestos para la convivencia en la ciudad. Los métodos empleados son unos aparatos de alarma y la presencia de aves rapaces, que si bien no llegan a cazar a los estorninos, sí logran ahuyentarlos.

«A través de los sonidos de alarma les transmitimos la idea de que el líder de la banda les está advirtiendo de que están en peligro porque hay un depredador cerca, un gato o una lechuza, por ejemplo. Ese sonido, a lo largo de varios días, acaba por espantarlos». Sin embargo, «a veces algunos se vuelven resistentes a este método y desconfían, pero son un número lo bastante reducido como para no causar molestias en la ciudad», indica el biólogo de Locus Avis.

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