En el límite de la peligrosidad

La mujer, desnuda, sobre la puerta de la muralla
photo_camera La mujer, desnuda, sobre la puerta de la muralla

Once días y una docena de intervenciones de la Policía. Todas ellas vinculadas a una misma persona: una joven brasileña que, desde el 27 de julio, protagonizó distintos incidentes en Lugo. Nunca llegó a ser detenida, ni tampoco ingresó en ningún centro


no es una delincuente, por eso no fue detenida. Tampoco debe de ser una enferma, porque fue ingresada en el Hula y recibió el alta médica. Lo único que es evidente es que, desde el pasado 27 de julio, una joven brasileña protagoniza en Lugo distintos tipos de incidentes causando, en algunos casos, cierta inseguridad ciudadana.

Por el momento, sus reacciones provocaron una docena de intervenciones de la Policía Nacional que se saldaron sin arresto.

«Un policía no es un médico y si no hay delito, no se detiene a nadie. En todas estas intervenciones solo hubo dos denuncias», explican desde comisaría, donde afirman que el origen de los problemas parece estar en un perro.

Esta mujer tenía un can que llevó a una clínica veterinaria. En el centro, detectaron que el animal podría estar siendo maltratado por la mujer. La clínica denunció a la dueña y envió el animal a la Protectora.

A raíz de esto, la joven que, aparentemente, sufre algún tipo de trastorno mental, se encaramó encima de la puerta del Hospital, en la muralla, totalmente desnuda y con una bandera de España en la mano, reclamando a gritos que le devolvieran su perro y amenazando con tirarse. Fue el 31 de julio. La joven fue conducida en una ambulancia hasta el Hula donde, según fuentes policiales, la mujer llegó incluso a tirarse a los coches que pasaban por el lugar. Sin embargo, recibió el alta.

El pasado día 3, la mujer protagonizó otros incidentes en la Protectora, a donde se dirigió para reclamar su perro. En el albergue no le dieron el animal y el asunto acabó en comisaría con una denuncia contra la mujer por haber zarandeado y forcejeado con un trabajador y una estudiante en prácticas, a los que también les golpeó los coches.

La joven brasileña recibió asistencia, en días pasados, en Cruz Roja, donde informan que no tiene residencia fija en Lugo. La mujer, que hasta hace poco vivía en Barcelona, sufre algún tipo de desequilibrio que, incluso, sorprende a los conocidos de su entorno con los que contactó Cruz Roja.

«Parece que su idea es luchar contra el sistema. El caso es que tampoco tiene recursos para volver a Barcelona», manifiestan en la organización humanitaria.

soluciones. Policías, psiquiatras y jueces intervienen en este tipo de situaciones, reguladas por el protocolo Acougo, firmado por la Xunta y el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia hace ocho años, para decidir traslados e ingresos involuntarios de personas con enfermedad o trastorno mental en los que el criterio del psiquiatra juega un papel fundamental.

«Los psiquiatras tienen autoridad para decidir un ingreso involuntario siempre que se lo comunique al juez de turno. Si esta mujer volvió para casa, será porque el psiquiatra que la valoró decidió que no debía ingresar. Hay veces que las familias se dirigen al hospital con un enfermo y movilizan ambulancias y Policía y llegan al centro y el paciente vuelve para casa», afirma el presidente del colectivo de enfermos mentales Alume, Manuel Fernández.

Casos como el de este chica, cree, deben servir para aumentar la coordinación entre las distintas instancias implicadas y analizar la validez del protocolo Acougo.

Comentarios