Retornado a sus orígenes tras una prolongada y no menos intensa vida profesional en el sector de la hostelería que le mantuvo activo durante más de cuatro décadas en Barcelona, José Luis López Fraga, regresó a su casa patrucial de Vilasuso, en la parroquia guitiricense de Os Vilares, para, en compañía de su familia, enfilar las vicisitudes propias de la madurez en el mismo entorno que le vio nacer.
«Me fui para Barcelona con apenas 16 años, con el certificado de estudios primarios y la matrícula de ingreso en la escuela de Maestría de Lugo, pero sin la concesión de beca alguna», relata José Luis, quien «como mi padre no tenía recursos para pagarme los estudios y aquí tampoco había mucho futuro, opté por emigrar a Barcelona, donde trabajé cuatro años como camarero para luego pasar a regentar dos restaurantes».
«Fueron dos negocios de éxito», dice José Luis, que si bien precisa que el primer negocio que compartía con su hermano, Spórting Toxos e Xestas, era «una especie de taberna frecuentada por jóvenes, escritores, periodistas... y gente bohemia», su segundo establecimiento hostelero, O Medulio, «respondía a una marisquería de nivel, por la que pasaron casi todos los gallegos cuando iban a Barcelona».
López Fraga aprovechó las múltiples relaciones públicas que le ofrecía su actividad como hostelero para entrar en contacto con multitud de artistas y creadores del momento, sobre todo con los vinculados a Galicia. Este fuerte sentimiento identitario, unido a su afición artística le llevó a fundar la primera Escola de Gaitas e Danzas en Barcelona, una agrupación, que según comenta, sería el germen de otro tipo de colectivos similares surgidos a posteriori. Convertido en auténtico promotor de la cultura gallega en la ciudad Condal, López Fraga abrió incluso una delegación de Sargadelos en Barcelona, donde también llegó a establecer amistad con el ya finado Xavier Costa Clavell, dice este guitiricense, que tras retornar a su Vilasuso natal, sueña con crear un museo artístico relacionado con la emigración y «material no me falta», sostiene.
