El uso generalizado de internet dispara el número de víctimas de delitos telemáticos

Alberto Castro, del Edite (Foto: SEBAS SENANDE)
photo_camera Alberto Castro, del Edite (Foto: SEBAS SENANDE)

El acceso creciente de la población a las nuevas tecnologías y el uso generalizado de internet aportaron un avance sin precedentes en materia de comunicación, aunque inevitablemente, también abrieron un nuevo campo a la delincuencia. Amparados supuestamente en el anonimato y animados por las posibilidades de un medio que no tiene fronteras, criminales de todo tipo encontraron en la red el espacio idóneo para captar víctimas.

Según los expertos, en poco más de una década, los usuarios de internet en España se multiplicaron por cien, pasando de 300.000 a finales de los noventa a más de treinta millones en la actualidad. Este aumento espectacular en el volumen de cibernautas tuvo su aspecto negativo en la proliferación de los ciberdelitos, una realidad que se puede aplicar perfectamente a la provincia lucense.

Tal y como explica el guardia Alberto Castro, miembro del Equipo de Investigación Tecnológica (Edite) de la Guardia Civil de Lugo, «las denuncias en relación a los delitos tecnológicos -quizás muchos amparados en la creencia errónea del falso anonimato que proporciona internet- han ido aumentando en la provincia de forma paralela a la progresiva implantación social de las nuevas tecnologías».

Y esta tendencia no tiene visos de invertirse a corto plazo. De hecho, solo la Policía Nacional tramitó en lo que va de año en Lugo 66 denuncias por delitos telemáticos, frente a las cincuenta registradas en todo 2012.

MANUEL F. PRADO (director de Lugonet)
Nosotros mismos
 

HABLAR DE LOS peligros de internet no es demonizarla, la red es hoy algo irrenunciable, pero para hacerla mejor hay que advertir sobre los riesgos que entraña. Aunque la ciberdelincuencia es creciente y variopinta, quiero llamar la atención sobre algunos riesgos que dependen solo de nosotros mismos, que existen sin que haya personas malvadas al acecho.

El uso de la tecnología es particularmente adictivo, y tan problemático como el tiempo que nos absorbe es el modo en que la usamos. Se habla del síndrome de atención parcial continua, que es la incapacidad de concentrarse en una sola cosa, habituados como estamos a saltar del email al tuiter, al whatsapp, al juego en línea, mientras ¿mantenemos? una conversación. No es la ruina de nadie, pero está claro que todo se vuelve de este modo mucho más superficial.

La progresiva regulación de la privacidad -que llena actualmente las páginas y los programas de farragosas advertencias- coincide con una mayor exhibición personal, muchas veces inconsciente, y puede dejar secuelas.

Fotos o comentarios irreflexivos publicados en cualquier red social por un chaval le pueden perseguir durante largo tiempo. Mientras no se active eficazmente el derecho al olvido y aún después, más vale ser comedidos.

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