El último cliente del Cash Récord, clave en la resolución del crimen

Reunión en la subdelegación, el pasado 5 de mayo (Foto: AEP)
photo_camera Reunión en la subdelegación, el pasado 5 de mayo (Foto: AEP)

Un ticket de caja, expedido a las siete y media de la tarde, es decir, minutos antes del doble crimen de O Ceao, puede ser clave en la investigación del caso. Quien hizo esa compra, el último cliente del Cash Récord antes de que María Elena López y Esteban Carballedo cayeran abatidos a tiros, habría resultado fundamental en la resolución del caso porque las Policía sospecha que o bien fue uno de los asesinos o bien estaba compinchado con ellos para reconocer el terreno antes del atraco.

En el sumario figura el tique, que al parecer además es muy extraño. Esta persona realizó una compra de productos variopintos e inconexos, como si su intención más que comprar fuese vigilar los movimientos de los dos empleados. Además, se hizo un sábado por la tarde, al límite de la hora de cierre.

Esta persona nunca apareció. La Policía incluso pensó en pedir la colaboración ciudadana a través de los medios de comunicación, pero al primer juez que vio el caso no le pareció buena idea.

Al hilo de esto, aunque la hermana de María Elena López siempre critica la actuación policial, la pasividad más notable durante estos 16 años se dio en el juzgado número uno, encargado del caso.

El primer magistrado que dirigió la investigación se marchó a los pocos meses y detrás de él vinieron al menos otros cinco, que no se preocuparon especialmente por trabajar en este difícil asunto. Sólo uno de ellos solicitó una prueba, cuando menos bastante extraña. El juez acudió con el secretario y agentes del orden para hacer una prueba de tiro en la nave de O Ceao.

El magistrado pretendía demostrar que en el exterior se escuchaba con nitidez el sonido de los disparos. Tras comprobar que así era, no encargó ninguna otra pesquisa.

Las armas
Otro eje de cualquier investigación es el arma homicida, que jamás apareció. Según las vainas halladas en el lugar del crimen, se trataba de una calibre 9 milímetros parabellum, posiblemente una ‘Star BM’, que era la que por entonces utilizaba la Guardia Civil y también se emplea en la práctica de tiro olímpico.

Los atracadores dispararon con esta pistola en la cabeza a María Elena López, en concreto debajo del ojo derecho, al sorprenderla indefensa mientras hacía la caja del día. El reponedor Esteban Carballedo intentó huir y hacia él fueron efectuados dos tiros. El primero no le alcanzó y atravesó un bote de garbanzos, mientras que el segundo le causó la muerte al entrarle también en la cabeza, a la altura de la boca.

Las dos balas partieron de la misma pistola y, por tanto, con toda probabilidad del mismo ejecutor. Las pesquisas en relación a la bala también ocupan varios folios del expediente judicial, aunque finalmente ninguna de las armas investigadas se correspondió con la utilizada en el doble crimen. Se ordenó una revisión sobre todas las pistolas registradas en la provincia, pero no llegó a cumplirse en su totalidad. Los motivos se desconocen.

La otra investigación
Más rocambolesca fue la segunda parte de la investigación. Unos seis años después del doble asesinato realizó pesquisas la desaparecida brigada antidroga de la Policía Local, cuando el cuerpo municipal tenía divisiones y se encargaba de investigaciones que algunos jueces les encargaban directamente.

También empezó con un chivatazo, posiblemente de un traficante de drogas, aunque esto no figura en el sumario. Los agentes locales realizaron varios registros y localizaron un coche con supuestas manchas de sangre en los asientos, que al final resultó ser pintura.

En el punto de mira estaba un agente de la Guardia Civil que estuvo destinado en Lugo y que, en el momento de la investigación por parte de la Policía Local, estaba en Lleida. También se ordenó el registro de la taquilla del agente, pero ninguna de sus armas era la utilizada por los atracadores. A esta persona sí se le preguntó por el caso, pero tenía coartada. Se trataba de una pista falsa.

La parte del expediente judicial referente a ese tercer sospechoso también quedó unida a la causa, pero al no existir prueba alguna no sirvió para nada.

La foto: Sólo buenas intenciones
María Isabel López logró convocar la reunión conjunta que llevaba años pidiendo. Fue el pasado 5 de mayo y en ella intervinieron (en la imagen superior, de izquierda a derecha), José Rábade, concejal de protección de la comunidad; Maximino Losada, comisario jefe de la Policía; Gonzalo Borras, jefe de la comandancia de la Guardia Civil; José Portomeñe, subdelegado del Gobierno; la propia Isabel López y un hermano del asesinado, y Xosé Manuel Fernández, el abogado que los asiste desde el principio.

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