El ocaso de una calle comercial

Local en alquiler de la calle Doutor Ochoa. (Foto: EP)
photo_camera Local en alquiler de la calle Doutor Ochoa. (Foto: EP)

LA CRISIS nos muestra imágenes impactantes, que no gusta compartir, pero sobre las que es inevitable reflexionar. Era la una de la tarde, una hora a la que antaño los negocios rebosaban actividad. Ahora, por el contrario, el escaso tránsito de clientes invita a la melancolía. La Rúa Doutor Ochoa, que da acceso al antiguo Hospital Xeral, tiene siete establecimientos cerrados en sus poco más de 150 metros. En seis de ellos cuelga la oferta de alquiler del local. La difícil coyuntura económica y el cierre del antiguo centro hospitalario motivaron el cerrojazo o, en uno de los casos, el traslado de la actividad a un centro comercial.

Cada pequeño negocio cerrado es una ilusión personal perdida, a la que se suma la angustia de los dependientes que van al paro, pero cuando suman la mitad de los existentes en una calle comercial ahora vacía, la situación adquiere tintes de tragedia, de fracaso colectivo que afecta al conjunto de la sociedad lucense.

El enfoque de la clase política sobre la manera de salir del enredo de la recuperación del viejo Xeral para usos sociosanitarios no es coincidente, pero las posibles alternativas se retrasan y quienes pagan la indecisión son los menos culpables, esos comerciantes abocados al cierre o que ven un negro futuro pasa sus negocios. En otras calles cercanas también se ven establecimientos clausurados y otro sobrevive con un Ere. El entorno de la vieja residencia languidece. A diferencia de lo que sucede en los barrios de otras ciudades, aquí no abren ni los chinos. Un simple paseo por la zona nos recuerda que cualquier tiempo pasado fue mejor y da la impresión de que los letreros anunciando alquileres irán amarilleando con el paso del tiempo.

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