Lugo no solo es la provincia española con la tasa de suicidios más elevada, sino que además su crecimiento es apabullante. La memoria del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) del 2010 revela esa progresión preocupante, ya que en sólo cinco años, el número de personas que se quitaron la vida en la provincia creció más del doble, pasando de 31 en el 2006 a 72 en 2010.
El pasado ejercicio resultó especialmente negativo porque es cuando se produjo un verdadero salto cuantitativo: de 54 muertes de ese tipo registradas en el 2009 se pasó a 72. En solo un año, la tasa de suicidios por cada cien mil habitantes -ya considerada muy alta- creció en cinco puntos, llegando al 20,1. Precisamente, la delegación lucense del Imelga encabezó ese año el triste ránking de ser la que tenía la mayor tasa de suicidios, un lugar que hasta entonces ocupaba la subdirección de Ferrol. Sin embargo, en el resto de la comunidad, esa tasa está bajando.
Al igual que en el resto de Galicia, es a partir del 2008 cuando las muertes por suicidio comienzan a superar a las que se producen como resultado de un accidente de tráfico. El año pasado, murieron en la provincia un total de 40 personas por ese motivo, lo que implica una tasa de 9 por cada 100.000 habitantes. Esto es, en el 2010 la tasa de suicidios de Lugo dobló a la de fallecidos en accidentes de carretera. El dato resulta muy fiable, por cuanto la memoria del Imelga, al contrario que otros informes estadísticos, recoge todos los fallecimientos por incidentes de tráfico con independencia de en qué vía se producen y hasta incluye los que tienen lugar en el hospital, pasados días desde la colisión, siempre que la personas ingresara por esa razón.
Prevención
Conocer los motivos de la elevada tasa de suicidios en la provincia es uno de los objetivos del Imelga, por lo que la subdirección de Lugo continua con el estudio neurobiológico en esta clase de muertes que realiza en colaboración con la Facultad de Veterinaria.
Por su parte, la Consellería de Sanidade publicó recientemente una guía de ayuda sobre conducta suicida destinada a pacientes, familiares y allegados, con la que intenta, entre otras cosas, acabar con creencias erróneas.
Desestimar la idea de que la persona que alerta de su intención de suicidarse acabará por no hacerlo y viceversa, que solo los que no lo dicen lo hacen, es una de ellas. Según asegura la guía, esa clase de pensamiento solo conduce a no prestar atención a posibles suicidas. De hecho, se recuerda que, de cada diez personas que acaban con su vida, nueve manifestaron claramente sus propósitos en algún momento.
La equivalencia entre suicidio y enfermedad mental, el componente hereditario, el peligro de incitar a alguien si se habla sobre el tema o creer que es un problema que afecta solo a gente mayor son otras de las ideas equivocadas contra las que pretende luchar la guía.
La mayoría de las muertes por colisión son de personas de 15 a 34 años
La distribución de modalidad del accidente en relación con la edad de la víctima revela, según la memoria del Imelga, que entre 15 y 34 años la mayoría de las muertes se producen por colisión. Los atropellos, por su parte, presentan sus cifras más significativas entre niños de 0 a 15 años y ancianos, a partir de los 65. Dado que la mayoría de accidentes en Galicia se produjeron en julio, el Imelga recomienda seguir con las campañas de concienciación para evitar la tolerancia a los mensajes preventivos.
