«¡Que bonito está todo!», exclama una mujer que arrastra un carrito de la compra por el mercado, mirando a su placera de confianza en busca de complicidad.
La reapertura ayer del mercado de Quiroga Ballesteros después de veinte días de cierre por reformas tuvo una buena acogida por parte de los clientes, muchos de ellos usuarios tradicionales del complejo. El temor de los comerciantes a perder parte su clientela habitual a causa del cese momentáneo de actividad parece disiparse, al menos en parte.
A mediodía, el edificio acogía alrededor de una treintena de compradores y curiosos que se acercaron a comprobar de primera mano los resultados de las obras. «Siempre venimos al mercado, sobre todo los martes y los viernes», explica Pilar, quien asegura que este paréntesis de veinte días no variará en modo alguno sus hábitos de compra. Mientras que la mujer destaca el «alegre colorido» con el que se ha decorado el espacio, su nieta Ayla, que la acompaña en la tarea, señala que la imagen de las instalaciones es ahora «más moderna». Solo el aspecto resbaladizo del suelo le despierta a Pilar cierto recelo en previsión de los días de lluvia venideros.
