El Marcos Cela gana luz y guarda sombras

Vistas del parque recién restaurado, en el que se han realizado algunas replantaciones y se han arreglado taludes y hecho nuevos muros de cantería. Al lado, Trabada, junto a la escalinata que baja hacia la N-VI, invadida por la vegetación y que denunc
photo_camera Vistas del parque recién restaurado, en el que se han realizado algunas replantaciones y se han arreglado taludes y hecho nuevos muros de cantería. Al lado, Trabada, junto a la escalinata que baja hacia la N-VI, invadida por la vegetación y que denunc

Catorce meses después de que la gran tormenta que asoló Lugo dejara gravemente dañado el parque Marcos Cela, ese gran balcón verde de la ciudad sobre el Miño por fin vuelve a lucir su mejor cara, aunque aún hay en el entorno de la zona verde problemas.

Las obras de recuperación del parque tardaron un año en empezar por culpa de una lentísima tramitación de los proyectos, pero el parque ya luce hoy otra cara, con senderos recuperados, árboles recién plantados en las zonas que estaban más deterioradas o estructuras de cantería recién recuperadas.

Los trabajos se han prolongado durante tres meses, tras una inversión municipal de 235.600 euros y, ahora, muchos usuarios se declaran razonablemente satisfechos del resultado.

Pero la vuelta de muchos vecinos a la zona también da razones de queja a otros habituales. Las protestas más frecuentes tienen que ver, no obstante, con el civismo, no con el estado el parque. Así, ya empiezan a proliferar las denuncias de que falta vigilancia, lo que hace que los dueños de muchos perros se tomen libertades que cohiben el derecho de otros paseantes a disfrutar la zona verde. Los animales sueltos, o las heces sin recoger, son el mayor motivo de crispación y de fricciones entre los usuarios de la zona verde.

Seguridad

La seguridad es uno de los aspectos que más ha mejorado de cara a los usuarios, sobre todo tras el arreglo de la escalera de acceso al parque desde a Avenida de Magoi, que había quedado muy destrozada con el temporal de junio del año pasado.

En tanto, las actuaciones llevadas a cabo por el Ayuntamiento se han enfocado también a intentar garantizar que futuras avalanchas no generen destrozos similares. Así, se ha procedido al encauzamiento de las aguas de escorrentía, con el objetivo de que el regato que atraviesa el parque no arrase el entorno en el caso de nuevas riadas. Por ello, en el cauce del regato se han colocado también piedras de gran tamaño para contribuir a frenar la velocidad del agua y evite el arrastre de materiales en los momentos de grandes tormentas.

Escalinatas

La realización de las obras ahora ultimadas coincidió ayer con las primeras críticas del PP a la situación de algunos de los equipamientos relacionados con el parque o situados en su entorno.

Así, el concejal Ángel Trabada arremetió ayer contra el gobierno local por el peligro que suponen las escaleras que dan a Volta da Viña (oficialmente cerradas, pero por las que se cuela mucha gente ) y las que comunican la V-VI con Acea de Olga, que están muy descuidadas e inundadas de vegetación.

Trabada reclamó una «decisión definitiva» sobre ambas escalinatas, que deben cerrarse definitivamente o bien acondicionarse, manifestó. Censuró especialmente el hecho de que acaben en una zona sin protección, ni aceras.

El edil del PP dijo que se está actuando «sin ningún tipo de criterio» y «despilfarrando el dinero público en infraestructuras inútiles».

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