El mal olor perdura

Una conocida fábula, que lleva por título ‘El fanfarrón’, narra la historia de un atleta debilucho que un día tomó las de Villadiego y decidió probar fortuna en tierras lejanas. Cuando regresó su pueblo, después de algún tiempo fuera, el protagonista comenzó a proclamar las grandes proezas que había conseguido en diferentes lugares por los que había pasado. En una ocasión, mientras contaba los pormenores de un salto prodigioso que supuestamente había realizado en la ciudad de Rodas, afirmó que presentaría a los testigos de semejante hazaña si alguna vez venían por su tierra. Sin embargo, uno de los oyentes tomó la palabra y le recordó que para demostrar la veracidad de su relato no necesitaba más prueba que repetir allí mismo la hombrada.

«Oye, amigo: si eso es cierto, no necesitamos testigos; esto es Rodas, da el salto y muéstralo», le espetó. La moraleja de Esopo, autor al que se le atribuye esta fábula, es bien sencilla: «Si no puedes probar con los hechos lo que dices, no estás diciendo nada».

Todo lo que ha sucedido en las últimas semanas a cuenta de las sucesivas declaraciones del empresario Jorge Dorribo invita a reflexionar sobre la citada moraleja. Desde que comenzó a largar ante la instructora de la ‘Operación Campeón’, supuestamente para salir de la cárcel, el propietario de Nupel ha ido salpicando a diestro y siniestro. Ahora, tendrá que probar sus acusaciones.

A causa de esas confesiones ante la jueza, el último en sumarse a la lista de imputados ha sido el alcalde de Lugo, José López Orozco, quien no ha ocultado su cabreo por verse metido en este asunto y le plantado una querella por injurias y calumnias. También lo ha denunciado por extorsión ante la Fiscalía el presidente de la Audiencia Provincial, el magistrado José Antonio Varela Agrelo.

Son los jueces los que tienen que separar el grano de la paja y determinar si existe algo de verdad en las acusaciones del empresario. Cuando llegue el momento de evaluar la participación de unos y otros en las corruptelas que revela el sumario, sólo se tendrán en cuenta los hechos probados. Sin embargo, mientras eso no suceda, ya está sembrada la duda y la sombra de la sospecha.

Con independencia de las circunstancias personales de cada uno de los imputados, que siempre pueden recurrir a los resortes que pone a su disposición la ley, lo malo es la penosa imagen que esta situación está dando de Lugo, que un día tras otro tiene su pequeño hueco en el cajón de la basura de los informativos nacionales y en algunas tertulias de medio pelo que sólo contribuyen a generar más confusión.

Quienes no se paran en detalles pueden caer fácilmente en la percepción de que vivimos en un lugar gobernado por la corrupción. Las consecuencias a medio plazo pueden ser nefastas. La mierda puede limpiarse, pero a veces el olor tarda en desaparecer.

El leirapárking sigue siendo un cartel y los estacionamientos en el Hula son caóticos

De lunes a viernes, pueden verse en las inmediaciones de la entrada principal del Hula, vigilados por gorrillas, coches estacionados en doble fila, aparcados en los pasos de peatones, en cuña y con dos o cuatro ruedas subidas a la acera. Lamentablemente, del prometido leirapárking sólo hay un cartel. Las cosas de palacio van muy despacio.

Comentarios