El Kiki ya es don Santiago Cortiñas

El Kiki ya no es el niño prodigio que dejó con la boca abierta a propios y extraños en el San Froilán de hace unos años. El Kiki ha crecido como artista, ha acumulado músicas y experiencias vitales y, antes de volver a comparecer ante los suyos, se ha ocupado de armar un proyecto sólido.

Antes de subirse al escenario, la fiesta está ya en la platea. "Va a salir muy bien, viene con mucha fuerza". "¡Baja el paraguas, que no veo!". "¡Haber traído el taburete!". Hay ganas y un público ruidoso y heterogéneo.

Abre brecha la banda de El Kiki: flamenco. Sí, pero con algo más: un bajo funky, percusión caribeña y alguna descarga eléctrica... En general, pocos años y bastante oficio sobre las tablas. Elegante a la manera de El Cigala —traje negro a medida y camisa blanca, Santiago Cortiñas entra en escena: "Yo quiero ver la luz de ayer; vengo pidiendo perdón".

"¡Por tardar tanto en venir a cantarnos!", se escucha de entre las primeras filas.

Toma la palabra tras el primer tema. "Qué ganas tenía de estar en mi tierra", dice. "¡Guapo!", tiene como respuesta.

El Kiki sale del brete por tangos extremeños con ‘Dame de beber tus besos’ y no se hacen esperar los bailaores. Maneja los espacios y se arrima a su público y se atreve con un breve pasaje rapeado en la más fusionada ‘Quiero besarte’. A estas alturas del concierto, quien más y quien menos no sabe qué hacer con el paraguas y El Kiki ha sido capaz de fidelizar también a la concurrencia que nunca había escuchado al de Fingoi. "Pois está ben a cousa, parécese algo a ‘Ketama’, non si?", comenta alguien, a primera vista, bastante lego en la materia.

Cortiñas Barrul ataca un "tu pecho es la cárcel en la que me metieron" en ese preciso instante tocado por el blues y que hace una versión del ‘Siento celos’ de Sorderita muy aplaudida.

La fiesta se hace respetuoso silencio cuando El Kiki ase la guitarra y se va desprendiendo de colchón sonoro. Guitarra, las plamas y los coros de Saira y Luisi Carmona y el cajón de Salva Cortiñas, primero, para luego irse por soleás solo con su voz y el excelente quehacer de Edu Cortés a la guitarra flamenca.

Comentarios