El fuego destruye un bar y obliga a evacuar un edificio en la Rúa Nova

ELP0311P2F1.JPG
photo_camera ELP0311P2F1.JPG

Un virulento incendio registrado en la madrugada de ayer calcinó por completo el bar ‘O Rincón de Pintín’, ubicado en el número 9 de la Rúa Nova, una de las calles más transitadas del casco histórico de Lugo. El fuego -que se originó por causas que todavía se investigan- obligó además a los servicios de emergencias a evacuar a todos los vecinos del inmueble, un edificio de cuatro plantas donde residen en la actualidad unas quince personas.

El suceso se inició cuando pasaban unos ocho minutos de las cinco de la madrugada. En ese momento, el 112 recibió una llamada en la que una persona alertaba de que en los bajos del inmueble número 9 de la Rúa Nova se había iniciado un fuego. La central de coordinación de emergencias movilizó entonces a los servicios de extinción de incendios y a la Policía Local, así como al 061, que envió a un equipo sanitario para atender a los posibles heridos.

Una vez en el lugar, los bomberos comprobaron que el fuego se encontraba muy extendido, ya que, tal y como explicaron, las llamas encontraron combustible en la manta de fibra que aislaba el bar y se propagaron con rapidez por todo el techo del establecimiento.

La combustión de ese material hizo que se acumulase una gran cantidad de humo, que afectó también a las galerías colindantes, a las viviendas de los pisos superiores y a otro local de hostelería que está ubicado enfrente. De hecho, para sofocar el fuego, los bomberos tuvieron que retirar varias placas de escayola del falso techo y fracturar los cristales de las ventanas.

Aun así, las llamas, que se originaron al fondo del local, se propagaron por toda la superficie del bar y dejaron el establecimiento totalmente destruido, sin que los bomberos pudieran hacer nada por salvar el bar de la voracidad de las llamas.

Además, para evitar posibles intoxicaciones por la acumulación de humo, los servicios municipales decidieron evacuar a todos los inquilinos del edificio -entre ellos algún menor-, que salieron del inmueble en medio de una intensa humareda.

Tal y como explicaba ayer un inquilino, los efectivos de bomberos llamaron a los telefonillos que se encuentran instalados en el exterior del portal -situado al fondo de las galerías-, «pero en un principio no hicimos caso, ya que es una zona en la que hay varios pubs y todas las noches llama algún gamberro, por lo que al final tuvieron que llamar a las puertas», dijo.

Los servicios de extinción de incendios que participaron en el operativo -compuestos por un total de siete efectivos, un camión autobomba y otro con brazo articulado- dieron por finalizados los trabajos sobre las siete y media de la mañana.

Daños

A pesar de que los vecinos del inmueble fueron desalojados, el suceso se saldó sin que hubiera que lamentar daños personales. De hecho, tal y como informaron desde la Policía Local, ninguno de los residentes tuvo que recibir asistencia médica. Algunos testigos, sin embargo, comentaron que los servicios sanitarios tuvieron que atender en el lugar a una vecina que «se mareaba».

En cuanto a los daños materiales, el dueño del bar -que está alquilado-, Ricardo Escobar Pin, aseguró que los desperfectos «pueden superar los 150.000 euros», estimó. Según dijo, las llamas calcinaron tanto la mercancía como el mobiliario del establecimiento y afectaron además a los baños y al almacén, ubicados en el sótano. El joven, que tuvo otro negocio de hostelería en la zona de Augas Férreas, apuntó que había cogido el traspaso del local hace poco más de un mes. «Abrí el pasado 23 de septiembre y ahora está todo destrozado», se lamentaba.

A estos desperfectos hay que añadir además los ocasionados en las galerías contiguas y en el bar ‘La Romana’, ubicado enfrente. El dueño de este local -que tendrá que permanecer varios días cerrado- explicaba ayer que el incendio afectó a los ventanales, que estallaron, y a la cocina, que quedó anegada tras la intervención de los bomberos.

Tanto los servicios de extinción de incendios como la Policía Judicial investigan ahora las causas del incendio, «aunque, de momento, me dicen que no saben lo que pudo pasar y que hay que esperar a los resultados», concluyó Eduardo Escobar.

EXPECTACIÓN

  • Unos 15 vecinos pasaron dos horas en la calle. Los vecinos del edificio número 9 de la Rúa Nova -unas quince personas- vivieron ayer una noche «muy animada», ya que tuvieron que pasar algo más de dos horas en la calle a la espera de que los bomberos sofocaran totalmente el fuego y les permitieran regresar a sus casas. Los residentes, que siguieron con gran expectación la actuación de los efectivos municipales, comentaban ayer que, por suerte, la lluvia no hizo acto de presencia mientras permanecieron a la intemperie.
  • Pudo arder todo.  Desde que fueron evacuados del inmueble, los residentes vivieron momentos de tensión, ya que llegaron a temer que el fuego calcinara sus hogares.

CASCO HISTÓRICO
Una zona sensible por las características de las casas, pero con ventajosas bocas de riego

El acceso es más difícil, pero los bomberos disponen de dos coches y una escala y las tomas de agua están nuevas

El casco histórico es una zona especialmente sensible para el fuego por las características de muchas casas y por la estrechez de algunas calles, que dificulta el acceso de los medios de extinción. Sin embargo, también tiene ventajas, como las bocas de riego, ya que casi todas están nuevas y en perfecto funcionamiento.

Los bomberos cuentan con dos vehículos autobomba que por sus dimensiones son válidos para el recinto amurallado y con una escala o brazo articulado que puede ser acoplado a distintos coches.

El brazo sirve para rescate y extinción de fuego, ya que lleva un cañón de agua en su extremo. Además, se extiende 17 metros, una longitud idónea para el casco histórico, donde los edificios no suelen tener más altura, según explicó el gobierno local.

El problema del casco viejo es que es más sensible a los incendios por las características de sus casas, en las que abunda la madera. En muchos casos, las vigas maestras de una casa enlazan con las de otra y todavía quedan tejados con pesadas estructuras de madera, lo que aumenta el riesgo de desprendimiento.

La antigüedad de algunas instalaciones eléctricas tampoco favorece, sobre todo cuando se conectan muchos aparatos de alto consumo.

Comentarios