El Concello sienta a la mesa a 30 lucenses que no tienen con quién pasar la Navidad

Decidir con quién pasar la Navidad no es tarea sencilla. A medida que se acercan los días más señalados, algunos sufren porque la casa es invadida por la familia (propia y política), otros se lamentan por los años en que la mesa era más grande y lloran porque se fue empequeñeciendo con las ausencias, y otros muchos están solos y no tienen con quién pasarla. Pensando en éstos, la concejalía de servicios sociales organiza, un año más, las cenas de Nochebuena y Fin de Año para personas solas, en el marco del programa Navidad en compañía.

Según explicó ayer el propietario del restaurante en el que se celebrarán los ágapes, José Cela Rodríguez, del Porta Santiago, el número de usuarios se ha disparado por la crisis, ya que de una decena de personas que se acogieron a la iniciativa en 2008, se ha pasado a una treintena este año. «Hay más gente apuntada para Fin de Año, unos 17, mientras que para Nochebuena hay sobre 15, mientras que el año pasado hubo más en la noche del 24 que en la del 31», señala.

Esta iniciativa, dirigida a lucenses que están solos y a matrimonios o parejas mayores que no tienen con quién pasar estas fechas, les permite juntarse para compartir la alegría de estas fiestas y degustar una cena. El menú está compuesto de un primero plato de marisco, un segundo a escoger entre cordero asado o brocheta de rape, postres navideños y cava. Los asistentes deberán pagar una cuota casi simbólica de 6,25 euros, salvo que un informe previo del trabajador o trabajadora social indique que, debido a sus circunstancias económicas, la persona no puede hacer frente a este coste, en cuyo caso será asumido por el Ayuntamiento.

«La mayoría son gente mayor que vive sola o matrimonios sin hijos. Se juntan con gente que está hospedada en el hostal y lo pasan en grande», asegura Cela, quien valora especialmente que los usuarios «son muy agradecidos». «Es gente que se acuerda de ti, pasan por aquí a saludar... Lo paga el ayuntamiento, pero si no fuese así habría que hacerlo gratis porque es algo muy bonito», concluye el restaurador.

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