El BNG demandó ideas en vez de ''peleas de gallos'' y el PP criticó la gestión de un alcalde que tuvo más dinero que los cuatro anteriores

Al margen de la noticia del agua, la sesión se desarrolló sin sorpresas y, por momentos, con la sensación de que gobierno y oposición no hablaban de la misma ciudad, especialmente en el apartado económico. El PP reprochó al gobierno la gestión en este ámbito. «Recibiu unhas contas saneadas, con 43 millóns de euros de débeda e hoxe temos 48, e iso que vendeu e vendeu patrimonio municipal. E non vendeu a estación de autobuses porque non lle deixamos», afirmó el portavoz popular.

Su homólogo socialista se las devolvió. «Con vostedes había empresas que non querían traballar para o Concello», afirmó José Rábade, aunque fue el portavoz nacionalista, Xosé Anxo Lage, el más visceral. «A vostedes non lle suministraban nin o cloro para a piscina. Eran unha calamidade», dijo en alusión a los gobiernos populares que precedieron a la coalición PSOE-BNG.

Gestión

El alcalde anunció un pleno sosegado y por su parte lo cumplió. Incluso en sus ataques a la Xunta fue comedido. Defendió el cambio que experimentó la ciudad desde que él llegó a la alcaldía y que la oposición se empeña en no ver, dijo. «Aceptamos e agradecemos as críticas, pero aínda non lles escoitei dicir nunca que Lugo cambiou algo», afirmó Orozco. Prueba de ello citó los premios recibidos, desde la Escoba de Plata a la limpieza y el Reina Sofía a la accesibilidad hasta el reconocimiento al programa de almuerzos saludables y a la gestión transparente, citó.

El alcalde defendió sobre todo su política económica, con un plan de ajuste que se adelantó al de otras administraciones y con especial atención a las personas. «Os datos son moi tozudos, desmontan toda a precampaña de despilfarro incontrolado que algúns queren ver», dijo.

El PP, sin embargo, puso sobre la mesa los 1.100 millones gestionados por Orozco en once años -«o dobre do que xestionaron os outros catro alcaldes da historia da democracia»-, que cree que dilapidó porque es, dijo Castiñeira, «o alumno avantaxado de Zapatero». «Antes ca vostede xa había vida en Lugo e os lucenses xa nos sentíamos orgullosos», afirmó, mientras que Lage afirmó que lo que quieren los lucenses son propuestas y no «pelexas de galos», en alusión a Orozco y Castiñeira. «Temos un goberno desmotivado e un PP nun asalto á alcaldía cunha oposición irracional e destrutiva», afirmó en su último debate del estado de la ciudad, ya que en las próximas elecciones no repetirá como candidato ni en la lista.

El primer gran mano a mano entre Castiñeira y Orozco

El pleno de ayer fue el primer gran mano a mano entre Orozco y Castiñeira de los muchos que seguramente protagonizarán de aquí a mayo, cuando se enfrentarán en las urnas con un tercer candidato, el nacionalista Antón Bao, que ayer no tuvo opción de intervenir porque el portavoz municipal sigue siendo Xosé Anxo Lage.

Castiñeira basó su ataque en la falta de gestión que, sostiene, caracteriza a Orozco y a su equipo e inició su intervención con un guiño a los alcaldes del PP que le precedieron y que dejaron al socialista una herencia que no supo administrar, aseguró.

«Cada alcalde que pasou deixou a súa impronta, ¿cal é a súa, señor Orozco?», preguntó. «Doce anos de Orozco e a xente da zona rural segue botando de menos ao concelleiro popular Serafín Pena Souto», afirmó como ejemplo.

Pero Orozco -que hoy será propuesto oficialmente como candidato por la ejecutiva local- jugaba con ventaja porque además de su turno (sin límite de tiempo) tuvo el apoyo de su portavoz, José Rábade. «Non vale todo para conseguir a alcaldía», dijo éste a Castiñeira, mientras que Orozco apuntó que si el popular estuviera más tiempo en la ciudad la conocería mejor.

Rábade, al PP: «Na nosa gastronomía, o terceiro prato xa non o comen»

Las referencias culinarias fueron constantes -algunas de mal gusto- en un pleno en el que el portavoz socialista, José Rábade, definió al popular, Jaime Castiñeira, como el tercer plato del PP, ya que será el tercero en intentar arrebatar la alcaldía a Orozco desde que éste llegó al gobierno. «Vaino ter mal, porque na nosa gastronomía o terceiro prato xa non o comen», dijo.

Rábade se defendió de las críticas a su gestión con socarronería. «Oílo falar de política de persoal é como poñer ao Dioni a gardar unha caixa de seguridade», dijo a Castiñeira.

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