El asesino de O Pino y su hermano están en la misma cárcel sin vigilancia especial

Entierro de Lupe Jiménez, en el cementerio pontevedrés de San Mauro. Foto: DAVID FREIRE
photo_camera Entierro de Lupe Jiménez, en el cementerio pontevedrés de San Mauro. Foto: DAVID FREIRE

Teléfono 016La muerte de María Luisa Jiménez, Lupe, esta poniendo a prueba esa ancestral ley gitana no escrita, que en casos de homicidio como este se rige básicamente por el «ojo por ojo, diente por diente». Las agravantes del crimen cometido por José Luis Cortiñas, Pepe, son el derramamiento de sangre y el embarazo de su mujer, con lo cual la acción adquiere tintes trágicos en las costumbres calés.

Cortiñas está actualmente en la cárcel de Monterroso, donde uno de sus hermanos lleva desde noviembre en prisión preventiva. La Policía lo consideró el cabecilla de una banda que vendía drogas en locales de ocio, en la que también incluían a Pepe, que quedó en libertad. El asesino de Lupe está por el momento en el módulo de ingresos y su hermano ocupa una celda normal, por lo que ninguno de ellos está recibiendo un trato especial pese a encontrarse bajo amenaza de muerte. Fuentes de la cárcel confirmaron que solo hay cuatro o cinco gitanos más en el penal y ninguno es familiar de la mujer asesinada, por lo que en un principio no se considera necesario otorgarles una atención especial, salvo que se detecte algún movimiento sospechoso.

Una vez superado el periodo de ingreso (al parecer nunca había estado entre rejas, pese a tener historial por pequeños delitos), Pepe será destinado a una celda en régimen normal, que posiblemente compartirá con su hermano. En Bonxe no hay familiares directos ni de Pepe ni de Lupe, según señalaron desde este centro penitenciario.

El resto de la familia dejó ya el lunes Lugo, sabedora del peligro que corre, y se instaló en las inmediaciones de la comunidad gallega, aunque fuera de la misma. Se trata de la madre de Pepe y de sus dos hermanos, Antonio y Adolfo, conocido como El Moro, y del que el homicida sospecha que podía mantener relaciones con su mujer y ser el padre del séptimo hijo que esperaba. Adolfo Cortiñas está considerado en los ámbitos policiales como uno de los principales traficantes de droga de la ciudad. En junio de 2010, él y sus dos hijos fueron detenidos en una operación de la Guardia Civil en la que se incautaron más de 40 kilos de estupefacientes, entre hachís, cocaína y heroína. En esa redada fueron apresadas 16 personas y las diligencias las instruye el juzgado de Pilar de Lara.

El Moro ya está en libertad por esta causa, a la espera de juicio, y los agentes sospechan que ha vuelto a dedicarse al trapicheo. Se le considera uno de los miembros de la comunidad gitana con más peso en Lugo, y ahora, a consecuencia del crimen de su hermano, se ve condenado al exilio y a dejar su zona de actuación. En la capital lucense siguen residiendo otros miembros de la familia Cortiñas que no estarían ya en el linaje que entra dentro de la venganza de la ley gitana, por la que deben pagar padres o hijos. Se consideran fuera de esa categoría y por lo tanto no abandonan Lugo.

SANGRE CON SANGRE

¿Qué va a ocurrir ahora? Las fuerzas del orden se temen lo peor. La comunidad gitana decidió el destierro de las provincias de A Coruña y Pontevedra -donde viven familiares de Lupe- con el fin de evitar un baño de sangre, pero esto podría no ser suficiente. Pese a que se trata de gitanos en su mayoría integrados en la sociedad, se teme a que haya algún individuo más o menos descontrolado que se tome la justicia por su mano. Según la ley gitana, el homicidio con derramamiento de sangre es la mayor afrenta posible, que solo se subsana con la ejecución de otro miembro del clan contrario por los mismos métodos. El caso de Lupe aún es peor, porque la comunidad gitana interpreta que su marido acabó con dos vidas, la suya y la del hijo del que estaba embarazada de mes y medio, como confirmó la autopsia. Así, sería pertinente el sacrificio de dos vidas.

Otra de las particularidades es que esta condena no tiene límite de tiempo. Eso hace que los familiares de Pepe, y él mismo, tengan en la práctica que vivir con el miedo en el cuerpo el resto de su existencia. Lo más probable además es que, de producirse una venganza, esta no sea inmediata.

AUTOPSIA

Mientras, en el juzgado número 3 sigue la instrucción del caso, que se presume que será sencilla después de que Cortiñas haya confesado el crimen. Quedan por dilucidar las agravantes que pueden aumentar la condena del homicida, por ejemplo la premeditación del hecho (se la llevó por la fuerza de casa de su hermana) o el ensañamiento. La autopsia revela, como avanzó ayer este periódico, que el cuerpo de Lupe presentaba un total de 12 impactos de navaja, los más graves en el cuello y el pecho.

También resta en su contra el hecho de que el cadáver estuviera oculto debajo de maleza. Sin embargo, la confesión es una de las bazas que su letrado posiblemente utilizará para intentar atenuar la pena con la agravante de arrepentimiento, eso sí, no muy espontáneo porque fueron necesarios varios intentos antes de que se derrumbase.

Pese a que el crimen se produjo en O Pino y a que el secuestro ocurrió en Pontevedra, el juzgado competente para la investigación será el de Estela San José. La magistrada, en un alarde de experiencia en casos de violencia de género, no cerró el expediente abierto hace un año, cuando la mujer sufrió un episodio de violencia doméstica y, una vez en el juzgado, se negó a acusar a su marido. San José dejó abierta la causa e incluso al parecer citó a algún testigo, preocupada por la integridad de Lupe. Por ello, se entiende que el caso se inició en el juzgado de Lugo y ahí seguirá.

FUNERAL
«Esto no existe en nuestro mundo, no tengo palabras de consuelo»
El pastor que ayer ofició el funeral de Lupe en San Mauro recordó que él fue quien le dio el bautismo en Vigo

Cientos de personas se congregaron ayer en el cementerio de San Mauro para el entierro de Lupe Jiménez, de 37 años. El funeral, rodeado de fuertes medidas de seguridad puestas en marcha por la delegación del Gobierno en Galicia ante la posibilidad de que se produjesen altercados, se desarrolló con total normalidad. Sin embargo, con las tensiones acumuladas en las últimas jornadas, los parientes más próximos de la víctima no pudieron evitar que al término del entierro las emociones se desatasen y se formase un tumulto en el que los hombres y mujeres de la familia clamaron venganza, y una joven, al parecer una de las hijas mayores de Lupe, se desvaneció totalmente, vencida por la emoción.

El pastor de O Vao, Hipólito Díaz, dedicó poco más de un cuarto de hora de responso, que inició reconociendo que «no os traigo un consejo hoy de la palabra del Señor, porque no sé qué decir. No es una situación normal. Esto no existe en el mundo caló y no hay palabras de consuelo». El mismo oficiante tuvo un recuerdo para Lupe, a la que dijo haberle dado el bautismo en Vigo en el año 1992 y de la que, afirmó, «era muy amiga de mi nuera». Díaz afirmó que «hace tres meses el destino me trajo de nuevo a O Vao como pastor y allí la encontré, con su gran alegría y ganas de vivir».

En discurso también tuvo un momento de reflexión para llamar a la calma y destacar la entereza de la madre de la víctima, María de la O Jiménez, y todas sus hijas. «Sabemos que no se puede hablar, pero bastante hizo. Bastante contenida estuvo», indicó, para felicitarla por su actitud de recogimiento y pedirle que sea esa templanza la que siga guiando sus actos.

El pastor dio paso a la despedida final y al sepelio, momento en el que se desencadenaron las emociones de madre, hijas mayores y hermanas de Lupe. Tanto ellas como algunos jóvenes de la familia, que portaron el ataúd a hombros, clamaron venganza ante las cámaras de televisión y prensa que estaban captando el momento. En ese instante las hijas mayores de Lupe, destrozadas por los acontecimientos, se vinieron abajo y sus propios familiares tuvieron que sacarlas del lugar, portándolas entre varios. Las dificultades para salir entre los cientos de asistentes, crearon otro pequeño foco de tensión. Al final, el lugar se desalojó sin mayores problemas antes la vigilancia de las fuerzas del orden.

Lazos de homenaje en ferias y mercados

Los representantes de la Sociedad Gitana en Galicia han decretado 10 días de luto oficial. Según han informado en un comunicado, durante estos días de luto oficial se colgarán lazos contra la violencia de género en «todas las ferias y mercados de Galicia».

Agradecimiento

Además, la Sociedad Gitana en Galicia agradeció públicamente todas «las muestras de cariño y apoyo» recibidas estos días. El representante de la Sociedad Gitana en Galicia, Sinaí Giménez, fue uno de los miembros destacados de la comunidad gitana presente en el funeral. Al lado de la madre de la fallecida en los momentos de despedida del acto, Giménez incluso ayudó a portar el féretro.

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