El acento lo ponen los nativos

Gwyneth Chew entra a la clase de Plástica de tercer curso de la Anexa y a los alumnos el cerebro les da un vuelco. Automáticamente se pasan al inglés y responden a su saludo en ese idioma. Les sale algo más natural que las palabras que unos minutos antes le dirigieron a su profesora de Plástica y de Inglés, María de la Paz Fernández. No es que ella no se esfuerce en hablarles en la lengua de Shakespeare, pero existe una diferencia: Gwyneth es americana; nunca le han oído hablar otra cosa que inglés y dan por hecho que ése es el único idioma posible para relacionarse con ella.

Gwyneth es una de las 21 auxiliares de conversación que han llegado a la provincia este curso a través de un convenio de la Consellería de Educación y el Ministerio. En total son 197 anglohablantes, 7 francófonos, 7 alemanes y dos chinos en toda Galicia. En Lugo, la excepción es una chica alemana en el Femenino; el resto tiene el inglés como lengua materna.

Todavía no han llegado a la mitad de curso, pero los resultados ya se van notando. «Sólo en el primer trimestre estos niños van a aprender más inglés que otros en un curso completo. Así van más rápido», explica María de la Paz, promotora de la sección bilingüe que oferta Plástica en inglés a los alumnos de tercero de la Anexa.

En esa materia, Gwyneth da las instrucciones de las actividades en inglés y les hace todo tipo de preguntas para obligarles a usar el vocabulario que deben adquirir. Cuando trabajan, se acerca uno por uno para que nadie se quede sin interactuar en este idioma.

A los niños les encanta. «Nos gusta más en inglés aunque nos resulte más difícil», dice Jacobo Real y asiente su compañero de mesa, Samuel López. Coincide también Xavi Becerra: «A veces me cuesta más entender y otras menos, pero prefiero en inglés»; y Claudio Cabana: «Se aprenden muchas palabras nuevas». Lo mismo dicen Gundar o Brais. Allá donde se pregunte, la respuesta es la misma: es más difícil, pero mejor así.

A ellos les gusta el desafío y Gwyneth valora sus esfuerzos. Además del refuerzo en esta clase bilingüe de Plástica, ella también participa en las asignaturas lingüísticas. «Buscamos actividades de hablar y escuchar y si les interesa algún tema, hablamos de eso».

En total, imparte seis horas en este centro y otras seis en el IES As Mercedes, al que está adscrita. T rabaja con cinco profesoras distintas y «con cada una es diferente», reconoce. A medida que ha ido pasando el tiempo, la compenetración con ellas ha ido a más.

Organización
Su tutora en Lugo es Blanca Mata, profesora de inglés en As Mercedes, a la que agradece que le haya ayudado «con todo», tanto para integrarse en el centro como en la ciudad.

Sobre la manera de trabajar, Blanca asegura que «cada profesora es dueña y señora dentro del aula y le dice las cosas que quiere que haga. En mi caso -indica- ella dirige la clase. Preparando las actividades con organización y hablando con los alumnos para que tengan todo preparado, ella puede abrir mucho el abanico de posibilidades. Tiene mucha iniciativa, estamos encantados con ella», explica. Pero la profesora siempre está ahí, pendiente de la clase y de cómo trabajan los alumnos. «La auxiliar nunca puede estar sola», dice.

Cada curso tiene sus necesidades. Con los de primero de bachillerato, por ejemplo, se trabaja más la producción oral, pero con los de segundo, que tienen la selectividad a la vuelta de la esquina, se hace más hincapié en la producción escrita, que es lo que les pedirán en las pruebas.

En general, Blanca Mata considera que el hecho de que participen nativos en la clase «es positivo siempre» y una experiencia «enriquecedora», pero tampoco es la panacea. «No puedes aprender a los 15 años cosas que tenías que haber aprendido mucho antes», explica. En su opinión personal, y recalca mucho este extremo, la clave de una buena enseñanza de inglés reside en una inmersión temprana. Considera «de obligada necesidad» hablarles en esta lengua desde que empiezan a dar esta asignatura, a los tres años. Gwyneth observa que «los que van bien desde el principio lo llevan bien; pero los que van mal, lo llevan regular».

A veces, la falta de homogeneidad y, sobre todo, la vergüenza ralentizan el aprendizaje, asegura Blanca. Gwyneth coincide en que cuanto más mayores, más tímidos y más preocupados por la corrección. Los pequeños son más desinhibidos, aclara.

Distribución
Los auxiliares destinados a Lugo se distribuyen en 23 centros. Cuentan con ellos en los colegios Vista Alegre de Burela; Virxe do Monte, de Cospeito; Lagostelle, de Guitiriz; Tino Grandío, de Guntín; Anexa, Casás y Luis Pimentel, en la capital; CEIP de Monfote de Lemos; Uxío Novoneira, de Pedrafita; San Tomé, de Taboada; Terra Chá, de Vilalba, y Santa Rita, de Viveiro. También en los IES de Becerreá; Marqués de Sargadelos, de Cervo; Lama das Quendas, de Chantada; Poeta Díaz Castro, de Guitiriz; As Mercedes, Sanxillao, Leiras Pulpeiro, A Nosa Señora dos Ollos Grandes, de Lugo; San Rosendo, de Mondoñedo; A Pinguela, de Monforte, y Fonmiñá, en A Pastoriza.

Con todo, Lugo es la provincia que menos auxiliares ha recibido este año, seguida de Ourense. Las que más han acogido, con diferencia, son A Coruña y Pontevedra. Según la Xunta, existe la intención de ir ampliando este programa para que más nativos desembarquen en los colegios gallegos.

Becarios
La mayoría de auxiliares de conversación llegan a través de un convenio entre la Xunta de Galicia y el Ministerio de Educación y su reclutamiento se hace a través del Ministerio de Asuntos Exteriores, en virtud de los convenios bilaterales de cooperación cultural que España tiene con 13 países.

Tienen la condición de becarios y realizan labores de apoyo a la docencia de la lengua extranjera en el centro, al que deben dedicar 12 horas a la semana. A su vez, obtienen formación práctica en la enseñanza de lenguas y conocimientos de la lengua y culturas de acogida.

Su contrato va de octubre a mayo, ambos incluidos, e incluye una asignación mensual de 700 euros que corre por cuenta de la Xunta de Galicia; el MInisterio sufraga el curso de acogida que reciben a su llegada, con un tope de 5.000 euros.

No evalúan
El auxiliar no tiene plena competencia docente y siempre debe estar acompañado por el profesor. Tampoco evalúan, califican o ejercen la vigilancia de los alumnos dentro o fuera del aula, según especifica la guía que les entrega la Xunta. De ellos se espera que refuercen especialmente las destrezas orales de los alumnos, que fomenten entre ellos el interés por la cultura y lengua extranjeras y que aporten ideas y recursos como, por ejemplo, materiales originales de su país.

Comentarios