Casi sesenta años le ha costado al IES Lucus Augusti de Lugo volver a tener bajo su techo el mapa de Fontán, un ejemplar de la que fue la primera carta geométrica de Galicia, que quedó olvidada en el pazo provincial cuando el centro educativo se trasladó en 1950 a las instalaciones de la Avenida Rodríguez Mourelo. Esa joya en papel, que ayudó a numerosos alumnos ilustres y anónimos a familiarizarse por primera vez con los contornos de su tierra, permanecerá al menos durante dos años en el instituto, después de que hace tres se iniciara su restauración.
La especial importancia de este mapa, que vio la luz en 1845, radica en el hecho de que no sólo es el primero que se realizó sobre la comunidad gallega utilizando métodos científicos y mediciones matemáticas, sino que fue el primero de España. Tal y como recuerda el subdirector del Lucus Augusti, Manuel Celso Matalobos, en su pormenorizado resumen de los avatares del mapa, no sería hasta 20 años después cuando se iniciase la primera triangulación geodésica de la Península Ibérica.
El mapa es el resultado del entusiasmo científico de su autor y de su carácter decidido y vehemente, de lo que da fe el hecho de que fuera a París a adquirir los instrumentos precisos y de que convirtiera en estación geodésica el palomar que su amigo Antonio Loriga tenía en Sigrás. Aún más revelador es el hecho de que invirtiera 17 años de su vida a ese proyecto, recorriendo la Galicia de la primera mitad del XIX a caballo o a pie, entre la incomprensión o, al menos, asombro de sus habitantes.
El resultado de ese titánico empeño es un mapa compuesto por doce grandes hojas, de 60×73 centímetros, a escala de 100.000. Matalobos recuerda que, junto a la de kilómetros, lleva otras dos: en leguas y millas.
Fontán acabó la obra por la que sería recordado en 1834, pero ésta no vio la luz hasta 1845. En la primera fecha presentó el mapa a la reina María Cristina de Borbón, efeméride que el Lucus Augusti celebró el pasado 1 de diciembre. Sin embargo, la imposibilidad de encontrar en España un taller que pudiera realizar semejante trabajo impresor de precisión retrasó la publicación definitiva del mapa. Al igual que en la recopilación del material, fue en París donde se salvó el problema. Fontán en persona supervisó el trabajo del grabador Boufard, que tuvo acabada la carta en el año 1845.
La carta fue recuperada con gran dificultad
El mapa de Fontán del IES Lucus Augusti fue hallado en el servicio de Vías y Obras de la Diputación, mal enrollado entre señales y con problemas de humedad, por Xoán Balboa. El ex alumno del centro y restaurador del Museo Provincial lo rescató hace unos diez años y, sin su intervención, estaría "estragado de todo", aseguró Matalobos. Por desgracia, Balboa no ha vivido suficiente como para ver el resultado de su acción colgado de una de las paredes del vestíbulo del instituto, al fallecer hace tan sólo unos días.
Por ese motivo, el acto de este martes sirvió de homenaje para Balboa, al que se recordó con una imagen y con el cuadro que él donó al instituto. Además de repasar la historia del mapa, Matalobos hizo hincapié en la proverbial ayuda del restaurador.
El vicepresidente de la Diputación, Antón Bao, explicó que la cesión del Museo al centro educativo se hizo por dos años porque ese es el período que recoge la figura de la cesión, pero que se podrá prorrogar en el futuro. Apuntó que el objetivo es que el Lucus Augusti disponga de la carta de forma permanente. "El mapa estaba en la vida pedagógica del primer instituto de Lugo, sus alumnos estudiaron Geografía en él y queremos que los actuales lo puedan hacer también", indicó.
De esta forma, el centro albergará uno de los seis ejemplares del mapa que existen en Galicia, cuyo original está en la Fundación Domingo Fontán en Madrid.