Despierta o dormida para siempre

Creo que hacía calor. Ha pasado demasiado tiempo y no hubiese sido capaz de concretar, sin recurrir a la hemeroteca, la fecha en la que se produjo todo el sarao. Recuerdo, sin embargo, que era un día soleado, y que la temperatura a mediodía subió bastante, porque todos estábamos en mangas de camisa. Fue una jornada intensa para la ciudad. Comenzó sin previo aviso la que más tarde fue bautizada como operación Muralla. Una intervención judicial que dejó a la sociedad lucense con la boca abierta e hizo que los focos de todos los noticiarios de ámbito nacional se centrasen, al menos durante unos días, en una capital de provincia que hasta entonces pasaba por ser un lugar extraordinariamente tranquilo.

La jornada se presentaba insulsa. A media mañana, mientras redactaba una de esas noticias que prácticamente caducan al terminar de escribirlas, sonó encima de la mesa el teléfono móvil. Era una voz conocida, acompañada por el tono apremiante de quien tiene algo importante que contar. La Policía Judicial estaba registrando un despacho en el centro por orden de la Fiscalía. Al parecer, el asunto estaba relacionado con la Diputación de Lugo, que entonces presidía Francisco Cacharro.

Con el tiempo justo para coger el instrumental quirúrgico, o lo que es lo mismo, una libreta, un bolígrafo y la grabadora, me planté en Campo Castelo. No fui el primero en llegar. En la plaza, como quien no quiere la cosa, aguardaba acontecimientos otro compañero. Al poco rato, otro más hizo acto de presencia. Por si quedaba alguna duda de que algo gordo estaba pasando, pronto vimos a varios policías que cargaban cajas con documentación en una furgoneta de color blanco. A partir de ese momento, todo se precipitó.

De allí nos marchamos corriendo al Pazo de San Marcos. Vimos como el fiscal entraba en la sede de la Diputación e intercambiaba unas breves palabras con su presidente, antes de que un grupo de agentes pusiese patas arriba varias dependencias de la planta baja. Prácticamente, presenciamos el registro en directo. Buscaban documentación que aportase pruebas sobre la supuesta adjudicación irregular de proyectos de obras.

Lo demás es historia. Nueve detenidos, registros en la sede de varias empresas, jornadas interminables de guardia ante el edificio de los juzgados y un revuelo mediático sin precedentes. Al final, después de los días de circo, todos los arrestados quedaron libres el fiscal que entró en la Diputación se marchó y el proceso judicial encalló en un banco de arena.

A punto de cumplirse seis años, la manoseada ‘Operación Muralla’ duerme en los cajones de la Administración de Justicia. Si nadie está dispuesto a despertarla, con los medios necesarios, a lo mejor habría que desearle buenas noches y dejar que descanse en paz. Lamentablemente, así no se despejarían las dudas que motivaron su apertura.

El acuerdo parlamentario acerca la posibilidad de instalar un ascensor en la muralla

En los últimos años todo han sido buenas palabras. Lo malo es que se las lleva el viento. Ahora, parece que la colocación de un ascensor para que los discapacitados accedan a la muralla está más cerca. Un acuerdo del Parlamento de Galicia ampara esa actuación. Esperemos que esta vez sea la definitiva. No se juega con las ilusiones de la gente. En la imagen, la rampa hecha en A Tinería. pepe álvez

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