De políticos valientes o arrugados

El puente romano, en obras a la espera de su futuro. (Foto: Xosé Tejero)
photo_camera El puente romano, en obras a la espera de su futuro. (Foto: Xosé Tejero)

LOS VECINOS DE A Ponte sufren el síndrome de la insularidad desde que hace meses las obras de rehabilitación del puente romano obligaron a cortar el paso a vehículos a peatones. A algunos les puede parecer ridículo, sobre todo teniendo en cuenta que pueden acercarse a la ciudad a través de ese flamante viaducto tan reclamado y que no prolonga más de uno o dos minutos el desplazamiento en coche entre A Ponte y el centro de Lugo. Sin embargo, los vecinos consideran que prolongar el cierre del puente romano con una peatonalización puede limitar el desarrollo del barrio y condenar a la ruina a sus negocios.

Solo el tiempo sería capaz de adivinar lo que podría suceder y aunque soy de los que creen que las ciudades deben de ganar terreno para los peatones frente a los vehículos, comprendo a esos residentes que reclaman tener capacidad de decisión sobre una infraestructura que han utilizado durante siglos y sobre cuyo futuro parece que ha habido ocultismo precisamente para evitar una contestación vecinal.

«Los valientes en política mueren», espetaba hace unos días el concejal de medio ambiente, Lino González Dopeso, cuando se le preguntaba su opinión sobre los planes de peatonización del puente, unos arrestos que su gobierno parece que no tuvo cuando presentó el proyecto de rehabilitación, ya que ese debería haber sido el momento de explicar qué se quería hacer con el barrio de A Ponte.

La historia se repite, al igual que ocurrió hace años con la opción elegida para la ubicación del nuevo puente. Tras haberse descartado junto al romano o frente a la entrada de Alfonso X, el Ministerio de Fomento y el gobierno local optaron por dejarlo a medio camino, con el objetivo de que fuese la puerta de entrada a la ciudad a través de la Avenida de Magoi. Pero de nuevo la oposición de un grupo de vecinos y de los ecologistas obligó a cambiar los planes y a dejar la valentía política en el cajón, colocando el extremo de un puente de 20 millones euros frente a una pared.

Ahora que se habla de peatonalizar el viejo, surgen nuevas propuestas para la construcción de un otro puente más modesto junto al romano o de construir desde el nuevo un vial de acceso a la parte baja de A Ponte. Cualquiera de las dos opciones sería bien venida si no fuese porque no creo que haya administración dispuesta a asumir el coste de estas nuevas infraestructuras y más teniendo en cuenta la falta de consenso que hay en la ciudad a la hora de planificar obras.

Pero más difícil será conseguir que tengamos unos políticos más valientes, tanto en el gobierno como en la oposición, que también prefiere ir con los de la feria y volver con los del mercado para mantener un puñado de votos. Ahí están el BNG, que tras defender con uñas y dientes la peatonalización de la ciudad votó en el último pleno a favor de mantener el tráfico rodado en el puente romano, y el PP, que apoyó un PXOM que acaba de ser recurrido a la totalidad por un colectivo al que luego apoyan en sus demandas.

HEMEROTECA TRAIDORA
El PSOE se queda solo en la defensa del puente a través del ‘Marcos Cela’
El Progreso 9/5/2007

Orozco perdió la mayoría ese año y renunció a tocar el parque.

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