De 'a matanza do porco' a 'fai un sol de carallo'

El pazo de Adai, en donde se celebrará la fiesta ibicenca (Foto: Sebas Senande)
photo_camera El pazo de Adai, en donde se celebrará la fiesta ibicenca (Foto: Sebas Senande)

LOS HABITUALES de la ruta del chiquiteo que va desde Lugo hacia Santa Comba y O Corgo tendrán este verano unos inesperados compañeros de viaje. Los aficionados al vino de barrica, en vaso grueso como mandan los cánones, compartirán camino con las gentes con vocación VIP, que peregrinarán al Pazo de Adai, en el municipio corgués, para participar en fiestas de cubata en vaso ancho y a pie de piscina, al estilo ibicenco.

Unos hacen el recorrido para degustar tinto de barrica, ahora que en Lugo quedan pocas tabernas típicas, con destino final en Laxosa o en Sobrado. Son esos tabernarios que buscan el caldo más adecuado a su paladar y forman parte de un ambiente que se va perdiendo en la ciudad, con la salvedad de algunas aisladas pero destacadas excepciones. La costumbre en Lugo es beber el tinto por la tarde, acompañado de unos pinchos o de una merienda cena, un hábito que compartirá ahora horario vespertino con el glamour, el photocall, la delgadez, chicos de torsos musculados y depilados, chicas en bikini con taconazos y pinchos de diseño, según reza la oferta festiva del pazo de Adai.

Los clásicos ven más divertido organizar sardiñadas o churrascadas, aún con el riesgo de que la grasa te manche la camisa. Les va más la ‘matanza do porco’. Los más modernos apuestan por la ‘pool party project’, que así se llama el invento, pero dependerán de las bondades metereológicas. En cuanto ‘faga un sol de carallo’ se anunciará la fiesta en la página web que lleva ese nombre inglés tan ‘megaguay’. Toda innovación siempre es bien recibida, pero no siempre resulta extrapolable de un lugar a otro. Habrá que esperar acontecimientos para ver si la novedosa propuesta tiene o no tirón.

Dos mundos muy diferentes, el de la gente corriente y el de la autodenominada gente guapa, convivirán en paralelo dentro de esa ruta común. Unos se dedican a la tertulia, con un vino de mencía, y otros quieren representar la Ibiza del lujo a golpe de London Gin o Bombay Sapphire con agua tónica. Unos tienen una casa en la aldea, otros una casa de campo. Unos se aferran a la farrada autóctona, otros quieren subirse al escaparate global. Maneras de vivir.

Un servidor, que se quedó en la movida de los ochenta, seguirá fiel a la ruta del vino, por aquello de ser demasiado viejo para la música electrónica, pero demasiado joven para morir, si se me permite cambiar el título de la vieja canción de Jethro Tull. Esta razón evidente no evitará que un día de estos me compre un bañador ceñido, para marcar más la barriga si cabe, y me tire de cabeza a la fiesta piscinera, siempre y cuando permitan el paso al lugar a quienes lucimos esferas, y no tabletas.

Postdata: A modo de despedida quiero dejar constancia de que no olvido una tercera ruta que pasa por la Nacional VI, la de los puticlubs, esa lacra consentida por las autoridades, que de este modo dan vía libre a la más perversa de las esclavitudes, la sexual, algo impensable en nuestro supuestamente civilizado siglo XXI. «Haiche moito carioco», que no ‘ye-ye’, cantarían ahora Os Resentidos si viviesen en Lugo. Y espero que el ahora presidente Antón Reixa no me aplique tasas de la SGAE por tanta cita.

Comentarios