Culpables

La culpa siempre es de de los otros podría ser el lema político de cualquier campaña electoral finalizada y los ganadores en desfile triunfal y arrollador, y ese parece ser la táctica que los vencedores de las pasadas elecciones han decidido adoptar como nuevo modelo para tratar la cosa pública.

Conozco a algunas personas que utilizan la vieja técnica de echar la culpa de sus errores sobre los demás, no sé exactamente si porque su turrieburnísmo les impide mirar a los lados y ver lo que está sucediendo, o porque su cinismo supera cualquier cota imaginable en un ser normal.

Recuerdo a un político lucense, y ustedes también seguramente, que cuando ya ni la madre de Felipe González se acordaba de su hijo como presidente del Gobierno, aquel, en su exculpatorio de errores propios que no quería reconocer, o no le parecía que lo eran, seguía insistiendo en que la culpa la tenían los anteriores gobiernos socialistas, lo cual le servía a su vez para justificar sus atropellos alegando que eso ya lo habían hecho los otros y por lo tanto ellos no habían inventado nada nuevo, o sea, justificaba el mal por el mal en sí.

La nueva Xunta de Galicia, con sus conselleiros de tronío, algunos de los cuales desprecian olímpicamente el gallego como lengua hablada, culta y cooficial, ya han encontrado también sobre quien arrojar las errores de su inutilidad: todo lo malo es culpa del anterior gobierno bipartido, que ni ha dejado dinero para el nuevo hospital, chamullaban todo en idioma galaico, a los viejos no les daban ni agua y mucho menos ayudas para desenvolverse en caso de enfermedad, se compraban coches alemanes cuando son  más bonitos los franceses de la misma gama y precio que los otros y, en resumidas cuentas, dejaron esto hecho una caquita.

¿Y los 20 años de Fraga en la Xunta, qué?, ¿y el decreto de bilingüísmo?, ¿y la infraestructura muñidora de votos? Pues si que eran buenos estos el bipartito que en 4 años lograron cargarse el trabajo de hormiguitas realizado durante veinte. Desde luego, son los culpables de todos los males de Galicia. Hasta de la crucifixión de Cristo, así Dios me perdone.

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