Cuatro lucenses donaron sus cuerpos a la ciencia desde 2009

Cuatro personas de Lugo donaron sus cuerpos para la investigación y la docencia desde el año 2009 a la Facultad de Medicina de Santiago, en un acto de altruismo que servirá para la formación de futuros médicos y para la investigación y el perfeccionamiento de técnicas de especialistas. En el conjunto de Galicia, el número de donaciones de ese periodo fue de 41, sin contar -al igual que en el dato de Lugo- el número de cuerpos que, por diversos motivos, no fueron admitidos.

El interés por este tipo de colaboración ha aumentado exponencialmente desde 1980, cuando la facultad compostelana empezó a emitir carnés de donantes. El motivo principal es el cambio en la concepción de la muerte que fue experimentando la sociedad gallega, aunque tampoco puede descartarse que el coste que tiene el ritual del enterramiento o la incineración pueda influir. Morirse es caro, y puede ser que esa sea una de las razones de que en los tres o cuatro últimos años casi se hayan duplicado el número de donaciones, aunque es difícil demostrarlo. Los especialistas creen que influye más el hecho de que personas conocidas opten por esa vía. Uno de los casos con más repercusión en los últimos años fue el del escritor británico Gerald Brenan, que falleció en España y legó su cuerpo a la Facultad de Medicina de Málaga, recuerda la doctora María Teresa Castaño, del departamento de Ciencias Morfológicas de la facultad santiaguesa.

Se puede ser donante de órganos y de cuerpo, pero siempre tienen preferencia los primeros

Es relativamente frecuente que las personas que tienen el carné de donante de cuerpo lo tengan también de órganos porque ambas voluntades son compatibles.

La razón es que, aunque siempre tiene prioridad la donación de los órganos, las condiciones del fallecimiento pueden hacer que estos no sean aptos. un mínimo de cuatro semanas desde el último tratamiento de quimioterapia.

EJEMPLO
Algunos alumnos de Medicina tienen el carné de donante de cuerpo

La facultad inauguró hace unos meses un monumento de homenaje y agradecimiento a los donantes y a sus familias

Respeto, agradecimiento y admiración. Son las palabras que más se escuchan en la Facultad de Medicina al hablar de donaciones de cuerpos para la investigación y la docencia. Y esas palabras se convierten en hechos de distintas formas. La facultad inauguró hace unos meses un monumento en sus jardines, «expresión física e permanente do agradecemento ao inmenso altruismo do doante e á xenerosidade dos seus familiares», reza el texto grabado en la piedra.

El monumento se compone de una piedra, que representa la perdurabilidad del agradecimiento, y un magnolio, árbol perenne al que profesores y alumnos atribuyen un doble significado: renacimiento y conocimiento que crece, se renueva sin interrupción y florece salpicado de sabiduría, explica la doctora Castaño.

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