Cuando solo tienes esperanza

Aunque dicen que la esperanza es lo último que se pierde, después de diecisiete años esperando a que alguien les ponga cara y meta en el trullo a los asesinos de tu hermana, no sería reprochable que Isabel López y su familia hubiesen caído en la resignación. Por ello, su lucha enconada por conocer la verdad y por ver sentados en el banquillo de los acusados a los autores de la masacre del Cash Récord pone los pelos de punta.

La historia tiene trazas de novela negra y argumento de sobra para inspirar una película dramática, pero realmente a la trama le falta lo más importante. Sin final no se puede cerrar el guión. La amargura por los años robados a la vida de su hermana alimenta la causa de Isabel y, en el camino sin retorno que ha emprendido, ha dejado claras dos cosas, que la sangre es más espesa que el agua y que no comulga con ruedas de molino.

A estas alturas, ya sabemos que el relato no tendrá un final feliz. Nadie puede devolverle la vida a Elena López, que en el momento de su muerte tenía 32 años, ni tampoco a Esteban Carballedo, un joven reponedor, de sólo 26 años, que también estaba en la nave de O Ceao el 30 de abril de 1994, cuando las balas empezaron a silbar. De todas formas, la lucha a brazo partido de Isabel no puede ni debe acabar así.

Después de veinticuatro días sin probar bocado, en los que ha perdido más de doce kilos y casi se deja la salud, ha decidido abandonar la huelga de hambre. Tiene la promesa que buscaba de las autoridades judiciales. Confía en que harán todo lo posible por encauzar el caso. Al hablar con ella, sorprende su entereza, su voluntad y su obstinación. Puede esperar. Sabe esperar. Pero también avisa. Está dispuesta a la salir de nuevo a la calle si el viento se lleva las palabras de aquellos que le han devuelto algo de confianza.

El subdelegado del Gobierno en Lugo, José Vázquez Portomeñe, defiende el trabajo de los jueces y asegura que la policía nunca ha dejado de buscar a los asesinos. Asegura que, todavía hoy, se sigue “investigando intensamente” y los sabuesos persiguen cualquier rastro que aparece entre la niebla. Dice que hay que respetar el dolor de Isabel, porque “lo lleva gravado en carne viva”, pero también reconoce la dificultad de que alguien pueda mitigarlo alguna vez con respuestas. Han pasado diecisiete años.

Sin más conocimiento que el me puede aportar la lectura de un buen número de títulos de novela negra, me atrevo a suponer que tirar de los hilos de un suceso ocurrido hace tanto tiempo tiene que ser tremendamente difícil para los investigadores que siguen las pistas de este caso.

De todas formas, esta historia se merece otro final y las familias de los dos asesinados no se conforman con el olvido. Algún día, puede aparecer la pista definitiva. La esperanza es lo último que se pierde y más cuando sólo tienes esperanza.

La CHMS dice que no tiene dinero para limpiar un alga invasora del río Miño


La Confederación Hidrográfica del Miño-Sil reconoció hace unos días que no hay dinero para limpiar el alga invasora que ocupa amplias zonas del río a su paso por Lugo. El argumento de la falta de presupuesto empieza a repetirse con una cadencia preocupante en todas las administraciones. Habría que ver en que se gastan los cuartos.

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