¿Cómo nos ven los extranjeros?

Giacomo Tombola. Foto: XESÚS PONTE
photo_camera Giacomo Tombola. Foto: XESÚS PONTE

En periodos vacacionales como este de Semana Santa son miles los turistas extranjeros que llegan a Galicia, y también a Lugo. Bien por la fuerza de los tópicos, bien por desconocimiento, la mayoría llega con ideas preconcebidas sobre las gentes de aquí y su modo de vida que, con frecuencia, suelen quedar superados por la realidad que después se encuentran. El cáracter abierto y hospitalario, la gastronomía, la seguridad o la cultura del ocio son parte de los puntos en positivo que más ensalzan quienes nos visitan. Y para algunos llegan a pesar tanto que deciden quedarse.

CIACOMO TOMBOLA, Italia:

«La gente es mucho más sociable que en mi país»

Lleva cuatro años viviendo en Lugo y, a sus 34, con una familia formada y un negocio recién abierto, se ve asentado definitivamente en la ciudad y haciendo aquí su vida. Pero este italiano no lo tuvo siempre tan claro y, de hecho, la decisión de dejarlo todo en Italia -familia, amigos y un trabajo estable- y trasladarse a vivir a Galicia hace seis años estuvo más movida por el corazón que por la razón. «Conocí a la que hoy es mi mujer -originaria de Pedrafita- mientras ella participaba en un Erasmus en Italia y, cuando su etapa de estudios terminó, decidí regresar con ella como único modo de no separarnos», cuenta Giacomo Tombola.

Tuvo suerte. Seguir sus impulsos le dio buen resultado. Encontró trabajo en apenas unos días en A Coruña, a donde se trasladaron en un primer momento para que ella concluyese su formación. Después decidieron pasar a Lugo por los vínculos familiares y aquí se han quedado. La pareja montó hace apenas un mes una pizzería en Acea de Olga y Giacomo se muestra encantado con la vida en la ciudad. Argumenta que «me gusta mucho el ambiente de la zona y, sobre todo y desde el principio, el carácter de los gallegos. Es una gente mucho más sociable y abierta que los italianos», lo que, añade, le ha facilitado el integrarse deprisa en la vida de la ciudad «en la que no me siento para nada extraño ni diferente; si acaso, en sentido positivo, porque los clientes o la gente por la calle al oír mi acento italiano sienten curiosidad y me preguntan, y es fácil entablar una conversación cordial con alguien totalmente desconocido. Eso es muy agradable para mí».

En el otro plato de la balanza pone la fiesta nocturna ligada al consumo abusivo de alcohol. Asegura no entender fenómenos como «el botellón, que la gente, y no solo los más jóvenes, se descontrole tanto. En Italia no existe nada parecido», acaba. 

HAUKUR PALSSON, Islandia:

«La comida me encanta, ¡a veces no puedo parar!»

Haukur Palsson se convirtió en uno de los fichajes extranjeros de esta temporada del CB Breogán, un joven islandés de inconfundibles rasgos nórdicos que, no obstante, en solo unos meses, ha cogido el ritmo de la ciudad y no solo en el trabajo, donde «ha sido muy fácil porque la gente del equipo es fantástica», dice, sino también a la hora de vivir y pasar su tiempo de ocio.

Antes de su llegada a Cataluña, hace tres años, este jugador de baloncesto solo conocía de España la Costa del Sol, en donde había veraneado de niño, así que sus tópicos lo eran en el más amplio sentido de la palabra. «Yo pensaba que toda España era sol, calor y siesta, y Galicia no tiene nada que ver con todo eso», dice al tiempo que añade que «aunque aquí hace frío y llueve mucho, el carácter de la gente no es gris como el clima, es muy divertida y simpática. En el fondo es una situación muy similar a la de Islandia». Pese a ello, confiesa añorar su país aunque, reconoce, una cosa aquí es mucho mejor: la comida. «Se come de maravilla, me encantan los platos de aquí, sobre todo la paella -en Islandia no existe nada parecido- y la carne de buey me vuelve totalmente loco, ¡no puedo parar!», bromea.

Sobre todo dentro del equipo, Haukur ha hecho buenos amigos y con ellos sale con frecuencia a cenar o a tomar algo, otro de los aspectos que le gustan de la idiosincrasia lucense. «En Islandia jamás se sale a tomar una cerveza un día cualquiera de semana y sin necesitar ningún motivo en especial. Eso se reserva para el fin de semana», comenta mientras habla con naturalidad de una de las señas de identidad de la ciudad, la costumbre del tapeo, como si la hubiese disfrutado toda su vida. «Hay cosas a las que resulta muy fácil acostumbrarse», dice divertido.

La suya es una profesión que no permite hacer planes a largo plazo por uno mismo, pero este joven islandés asegura que «al margen de mi carrera deportiva, para mí Lugo podría ser un buen lugar para quedarme a vivir y formar una familia».

SHANE DOHERTY, Irlanda:

«La vida en Lugo supera a los tópicos sobre España»

Sol, toros y flamenco, los tópicos que manejaba este irlandés, también eran de libro. Pero estaban justificados: su primer contacto con España fue una estancia de un año en Sevilla para aprender el idioma. Pero su llegada hace nueve años a Lugo rompió todos los esquemas de este profesor de inglés, director de una academia.

Shane Doherty cuenta que «nada más llegar a Galicia me di cuenta de que la cultura española no es tal, sino que son muchas culturas y, desde luego, la gallega en mi país no se conoce». Coincide con la mayoría en asegurar que «lo mejor de aquí es el sentido del humor de la gente, muy similar al irlandés, y quizás lo peor sea el tiempo, pero en Irlanda es aún mucho peor».

Conoce dos zonas muy distintas de España y dice quedarse «sin duda» con Galicia: «Aquí estoy muy a gusto y totalmente integrado. Aquí está mi trabajo y, sobre todo, mi familia -su mujer es lucense y aquí han nacido sus dos hijas-. No sé si cuando me haga mayor tendré más morriña pero, a día de hoy, a Irlanda me basta con ir de vacaciones». Lo hace un par de veces al año, en verano y Navidades, «pero mi vida está aquí, donde estoy bien con mi familia y con un negocio que funciona. Sigue habiendo mucha demanda de clases de inglés y yo siempre he tenido suerte con el trabajo desde que llegué», acaba satisfecho.

JULIO CÉSAR DOLDÁN, Argentina:

«Galicia es la capital de la paz, ideal para vivir»

La suya es una historia muchas veces repetida en Galicia en general y en Lugo en particular: la de un Argentino con raíces familiares en esta comunidad que hace unas décadas decidió desandar el camino que sus ascendientes habían recorrido dando lugar al gran flujo migratorio transoceánico de principios del siglo XX. Julio César Roldán llegó a Galicia hace 25, con destino a Sada (A Coruña) donde tenía sus orígenes su entonces esposa, para posteriormente instalarse definitivamente en Pontevedra.

Este peluquero de profesión recuerda aquel primer contacto con Galicia con buen sabor de boca. A finales de los 80, tras dejar atrás un país al borde del abismo económico y social, se encontró al otro lado del océano «una sociedad moderna y pujante, que nada tenía que ver con la idea que de ella se tenía desde Argentina, donde se pensaba que España no había logrado avanzar».

Julio César se entristece al constatar que, paradójicamente, «este letargo en el avance socioeconómico no se produjo entonces, sino que lo estamos viviendo ahora. Esta sociedad, o mejor dicho, los políticos que la representan, no saben qué camino seguir para continuar avanzando», reflexiona.

Al margen de la coyuntura de crisis, este argentino se siente «feliz» en Galicia, donde «me sentí integrado desde el primer día y pronto constaté que los gallegos no son fríos y distantes, como se les ve desde fuera, sino cercanos, trabajadores y, sobre todo, muy solidarios». Tampoco le costó convivir en su nuevo entorno social porque «en Argentina llevamos muchos años en contacto con emigrantes de toda la cornisa cantábrica en general, y de Galicia en particular».

Su alabanza va más allá al sentenciar sin titubear que «por la seguridad que ofrece, esta tierra es para mí la capital de la paz, el lugar ideal para quedarse a vivir para siempre».

Galicia anotó máximos históricos de turistas extranjeros en 2013

Los datos oficiales hechos públicos por la Xunta a principios del 2014 revelaron que Galicia cerró el 2013 con máximos históricos en cuanto a la cifra de turistas extranjeros, que rebasaron la cifra de los 820.000 y supusieron el 25% del total de visitantes que llegaron a la comunidad autónoma durante el pasado ejercicio.

De las cifras facilitadas por la administración autonómica se interpreta, asimismo y en buena medida gracias al turismo llegado de otros países, que Galicia ostentó la segunda mayor tasa de crecimiento del Estado en cuanto a demanda hotelera, una variable que se incrementó en un 4,94% con respecto al año anterior. Los viajeros alojados superaron los 3,3 millones. En cuanto a las pernoctas, la cifra subió hasta los 6,8 millones, lo que supuso un 1,9% más de los totales contabilizados en 2013.

Estos datos se deben, en su mayor medida, al buen comportamiento de la demanda extranjera, que registró récords históricos en Galicia con un 11,3% más en número de viajeros. El turismo nacional se mantuvo estable, con un crecimiento del 1%, muy alejado de la tasa gallega.

En cuanto al tipo de alojamiento, las pernoctaciones en hoteles crecieron un 1,8%, mientras que las de las pensiones aumentaron ligeramente más, en concreto un 2,1%. En Galicia están registrados 2.158 hoteles -un 2,68 % más que hace un año- y más de 81.000 plazas.

Previsiones para 2014. De forma global, no obstante, las cifras de ocupación hotelera de Galicia continúan siendo una de las más bajas del Estado, aunque para este 2014 se prevé un nuevo incremento en el número de visitantes. Los esfuerzos institucionales para la promoción internacional de la comunidad se dirigen ahora hacia nuevos mercados, como el asiático o el latinoamericano.

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