Colorín, colorado

Un taller de cuento en la Praza Maior y una sesión relajante en el Paseo do Rato. PEPE TEJERO/ J. VÁZQUEZ
photo_camera Un taller de cuento en la Praza Maior y una sesión relajante en el Paseo do Rato. PEPE TEJERO/ J. VÁZQUEZ

fueron felices y comieron perdices. Cualquier cuento que se precie debe finalizar así. Es una regla de obligado cumplimiento. O al menos así lo entienden los más pequeños de la casa. Lugo fue durante 48 horas una ciudad de cuento, convertida así a través del campUSCulturae de la Univeridade de Santiago, en colaboración con el Concello.

Las plazas Maior y Anxo Fernández Gómez acogieron ayer distintos talleres de expresión corporal, narración oral, teatro, ilustración o reciclaje, en los que los niños fueron los protagonistas. Estuvieron guiados, entre otros monitores, por Ana Carreira , Melania Cruz , Sara Pérez y Marga Portomeñe . Estos dos espacios urbanos céntricos cambiaron por unas horas sus nombres para pasar a llamarse plaza de Aladino, de Caperucita Roja o de Alicia en el País de las Maravillas. Además hubo un circuito de tapas, ‘Comer e contar… todo é empezar’, por los establecimientos de hostelería del casco histórico.

Una sesión de relajación a orillas del río Rato

Mientras, en las afueras de la ciudad, en el Paseo do Rato, familias disfrutaban de un taller de relajación, organizado por el Centro de Interpretación Terras do Miño, que depende de la Diputación Provincial. Los asistentes trabajaron con técnicas de chi kung, meditación activa con mandalas, entre otras.

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