No se vendían entradas para uno de los partidos del siglo entre el Barcelona y el Real Madrid, ni para una de las faenas del diestro José Tomás, ni para un concierto de los Rolling Stones. Pero lo parecía. Como ayer comenzaba la inscripción de los cursos de natación, socios del Club Fluvial pernoctaron a las puertas de esta entidad deportiva privada o se pusieron a la cola hasta cuatro horas antes de la apertura de las oficinas para matricular a sus hijos.
Las primeras en llegar, en la medianoche del domingo al lunes, fueron dos primas. No les importó echar una cabezadita dentro de un turismo para así inscribir a sus hijas, de seis y siete años de edad, en el turno que más les convenía.
«Prefiero pasar aquí la noche, garantizar el horario que quiero e irme a las ocho y cinco, en vez de estar seis horas en la cola -como le sucedió el año pasado a algún socio- y tener que escoger otro», dijo la primera afortunada en entrar.
A las ocho menos diez cuando abrieron las oficinas del Club Fluvial ya había más de 200 personas esperando en fila india. La cola iba desde la puerta de entrada hasta casi las pistas de tenis por la Rúa Fermín Rivera, unos 150 metros.
Algunos de los pacientes socios recurrían a ordenadores portátiles, radios y novelas para distraerse. Otros tuvieron que avisar a familiares para que los relevasen debido a que se tenían que ir a trabajar. Más de uno agradeció la bondad meteorológica porque no llovió y el frío era llevadero.
«Da ganas de ir al centro, dar una vuelta y volver», decía una abuela que comenzaba a impacientarse a la espera de la apertura de las oficinas.
El dorado del Club Fluvial eran en total 432 plazas para niños y 204 para adultos en los niveles de aprendizaje, iniciación y perfeccionamiento. Las clases son de 45 minutos dos días a la semana -los niños de dos y tres años, que se tienen que meter en el agua acompañados por un progenitor, sólo tienen media hora en una jornada-. El precio es de 25 euros al trimestre para los de preinfantil, 55 para los niños de cuatro a catorce años y 60 para los adultos.
En sillas y con mantas
Fabián, que se apoltronó durante cuatro horas a las puertas de las instalaciones del barrio de A Ponte en la silla de mano que se trajo de casa, fue el quinto en entrar. «Madrugué tanto para que me diera tiempo a marcharme a trabajar y para asegurar una plaza para mi hijo de nueve años porque tengo pocas alternativas de horario por el cole y las actividades extraescolares», explicaba. A su lado, otro socio optó por aprovechar las horas para dormir en el suelo, tapado con una manta.
A las seis de la mañana ya había decenas de personas a la cola. «Trabajé de noche y salí directo para aquí. Estaba a las seis y cinco y ya tenía a 40 delante», indicaba Alberto. El año pasado a esa hora no había ni media docena.
El madrugón de ayer se debió a que los socios fueron más precavidos porque cada uno sólo podía inscribir a los miembros de una sola unidad familiar. Antes los había que hasta llevaban una veintena de solicitudes.
Los tres administrativos que atendían al público despacharon con celeridad a los peticionarios. Una socia que llegó a las siete de la mañana, que tenía a más de 120 por delante, se fue dos horas y media más tarde para casa tras matricular con éxito a sus dos hijas en el horario que deseaba. En 2010 eso fue casi misión imposible. Tras inscribir a sus dos hijos, Ángel recordaba que el año pasado llegó a las ocho, no se marchó hasta las doce y tuvo que cambiar de turno.
Ésa no fue la única actividad frenética que se vivió ayer, a horas tan tempranas, a orillas del río Miño. A las ocho y veinte habían pasado 16 peregrinos. Los tres caminantes más madrugadores lo hicieron a las siete menos cinco de la mañana. Y eso que no es Año Santo.
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PISCINAS MUNICIPALES |
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El comienzo del plazo de inscripción de los cursos de natación en el Club Fluvial coincidió con el final en Frigsa y As Pedreiras. En los próximos días se publicarán las listas de admitidos. La matrícula hay que formalizarla del 20 al 26. Entre ambas piscinas municipales se ofertan en total 651 plazas para adultos y 428 para niños. Precios Dos clases semanales de 40 minutos les cuestan a los adultos 22.20 euros al mes -7.70 si son mayores de 65 años o pensionistas, aunque sólo tienen una de 45 minutos a la semana- y a los niños 17.90. En Frigsa hay a mayores la opción de elegir tres clases semanales, cuyo precio es de 29.60 euros para adultos y 23.90 para niños. |
