Cinco semanas de vergüenza

La posibilidad de que una huelga de recogida de basura empañase el Arde Lucus se contemplaba a mediados de mayo, en el momento en el que la plantilla comunicó esa medida por primera vez, como una amenaza que no se materializaría. No era novedoso que durante una negociación del convenio colectivo se recurriese a esa medida de presión, generalmente antes de una fiesta. Son herramientas relativamente habituales de la lucha sindical y habitualmente efectivas: suelen propiciar un nuevo rumbo en las negociaciones.

Sin embargo, poco después se demostraría fallida en esta ocasión y también quedó claro que no era un farol. La plantilla de Urbaser anunciaba en firme un paro para reclamar que se descongelaran los salarios, sin modificar desde 2011 y que la empresa quería conservar como estaban este año e incrementar para el próximo solo el IPC real del 2013, un 0,3%. Exigía a los trabajadores a renunciar a dos días de asuntos propios y a la consolidación de la subida salarial para el ejercicio siguiente.

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