Científicos en la práctica

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la ciencia es más divertida en la práctica que en la teoría. Al menos es lo que aseguran los alumnos de sexto de primaria del CEIP Anexa tras desarrollar, con material reciclable, un proyecto sobre circuitos eléctricos para descubrir los fundamentos de la corriente.

Un coche construido con una lata de refresco que funciona al acercarle la luz de una bombilla o un aerogenerador con aspas rotatorias fueron algunas de las ideas aportadas por el medio centenar de jóvenes de los cursos A y B.

Darío Reigosa fabricó una «pista de aterraxe de avións» sobre cartón coloreado y Pedro Fernández un faro marítimo «con tubo de papel de cocina», explica. Andrea Vidueiro se ocupó de la instalación «del alumbrado de una ciudad» y gracias «a las lámparas» ahora le resulta «sencillo comprender cómo funciona la electricidad».Paula Iglesias construyó otra urbe y empleó «una semana en intentar que fuese real», dice.

Al molino «decorado con arcilla» de Paula Vilar se sumó el trabajo de Paula Carreira sobre «la extinción de los dinosaurios», en una maqueta con montañas e incluso un meteorito. Mamen tituló ‘Viaje al país de los pitufos’ su trabajo e iluminó «una seta con un circuito oculto bajo el cartón».

Martín Cañada agudizó el ingenio con un juego de enlazar preguntas y respuestas y Saúl Blanco optó por otra ciudad, «con farolas» mientras disfrutaba «enganchando cables», dice.

Adrián González reprodujo su salón en una caja de zapatos y, entre otros materiales, usó un portalámparas reciclado. «La teoría acaba por ser aburrida, pero al desarrollar proyectos se aprende y se hacen cosas», coinciden.

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