Carrasco aboga por la maternidad en la homilía de la patrona de Lugo

Minutos antes de las once de la mañana, el órgano de la catedral de Lugo anunciaba la celebración de la misa de la patrona de la ciudad, la Virgen de los Ojos Grandes.

Fuera, una guía se encargaba de explicarles a un grupo de excursionistas los pormenores neoclásicos de la fachada sur. Mientras,por el ala norte, la corporación municipal, presidida por el alcalde, José López Orozco, y representada por doce ediles más de los tres grupos políticos avanzaba, bajo los acordes de la banda municipal, hacia la basílica, donde eran esperados por dos miembros del cabildo catedralicio.

Dentro del templo, los lucenses más fieles a su patrona ocupaban todos los asientos. Fuera, peregrinos y turistas se afanaban en grabar en sus cámaras el protocolario desfile y saludo con banda incluida.

Una vez acomodada la corporación en las sillas del coro, y con los trinos inoportunos de algunos pájaros, comenzó la celebración religiosa, presidida por el obispo, Alfonso Carrasco Rouco, y doce miembros más del cabildo catedralicio.

HOMILÍA

El prelado comenzó su homilía recordando que a la Virgen de los Ojos Grandes se le llamaba también Santa María de Lugo y, seguidamente, disertó sobre la asunción de la Virgen al cielo, recogido incluso en el drama sacro-lírico del Misterio de Elche.

Carrasco abogó por la importancia de las familias y enfatizó en esta idea afirmando que «no hay pueblo con futuro si sus familias se construyen mal».

Pidió, además, a la Virgen «que cuide de las madres, los hijos, las casas y las familias». El obispo finalizó su discurso pidiendo a la Virgen por las madres, «que traigan sus hijos al mundo a pesar de todo».

Tras el ofertorio, los acordes del órgano de la catedral volvieron a hacer acto de presencia con el ‘Ave Maria’, de Gounod.

Mientras, lucenses, turistas y peregrinos ocupaban todos los rincones de la catedral para presenciar la ceremonia religiosa y visitar la capilla donde se encuentra la imagen de la Virgen de los Ojos Grandes, lugar en el que, tras la misa, tuvo lugar la tradicional ofrenda de la corporación municipal.

OFRENDA

Finalizada la celebración religiosa, muchos de los asistentes a la misa se dirigieron a la capilla para asistir a la ofrenda. Los fieles se trasladaban a la parte trasera del altar mayor mientras que el órgano de la catedral aportaba una mayor solemnidad al acto con la interpretación de la ‘Cantata 147’ de Johann Sebastian Bach.

El obispo y los miembros del cabildo catedralicio se hicieron paso entre los fieles para adentrarse en la capilla, a donde también acudió el alcalde y los ediles que asistieron a los oficios religiosos: José Piñeiro (portando el pendón), Carmen Basadre, Sonia Méndez, Rosana Rielo y Nuria Mundiña, por el PSOE; Jaime Castiñeira, Sofía López Linares, Cristina Ares, Alicia Peña, Manuel López Fernández y Enrique Rozas, por el PP, y Xosé Anxo Lage, por el BNG.

La corporación entregó un cesto de flores blancas a la Virgen y, con este acto, se dio por finalizada la ceremonia religiosa en la catedral.

La comitiva municipal salió de la basílica, de nuevo cara a la casa consistorial, respaldada por la banda, que interpretaba ‘Bajo la doble águila’, del rey de las marchas estadounidense, Philip Sousa.

El paso de la comitiva volvió a agrupar a numeroso público que, poco a poco, se fue dispersando entre los puestos de anticuarios del mercadillo de la plaza Mayor.

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