Busca a su madre tras ser adoptada a través de un cura

María (nombre ficticio) mira al infinito con la incertidumbre de si algún día conocera la identidad de su madre biológica (Foto: J.Vázquez)
photo_camera María (nombre ficticio) mira al infinito con la incertidumbre de si algún día conocera la identidad de su madre biológica (Foto: J.Vázquez)

María busca a su madre biológica con la ayuda de su madre adoptiva, que la recogió cuatro días después de nacer gracias al contacto con un cura. No hubo compra de bebé y el proceso fue seguido por Menores, pero María, veintinueve años después, no puede saber quién fue su progenitora ni si esta firmó su renuncia para darla en adopción.

es algo que lleva muy dentro y que acabó aflorando a lo largo de los años. Siempre estuvo ahí. El misterio sobre su madre biológica -a la que nunca conoció y que, ahora, con 29 años, ansía conocer- fue constante a lo largo de su vida. Sin embargo, las denuncias de varios casos de bebés robados y de adopciones irregulares que salieron a la luz en los últimos años la movieron a intentar saber más acerca de sus orígenes y comenzó a pedir documentación sobre su nacimiento y adopción.

María, que quiere salvaguardar su auténtica identidad con este nombre ficticio, inició hace cuatro años su recorrido por los distintos órganos administrativos, en busca de su madre biológica. Sin embargo, su caso es especial. En esta ardua tarea -que acumula en una carpeta en forma de más de una decena de papeles- la acompañó siempre su otra madre, la adoptiva, Virtudes (también nombre falso), una madre a la que nunca renunciará aunque llegue a conocer a la suya propia y que, de esta manera, le está dando la mayor muestra de amor que ninguna otra madre le podría dar.

La historia de esta joven comienza un 24 de octubre de 1984. Su partida de nacimiento incluye la hora exacta: las dos menos veinte de la tarde. Fue inscrita, siete días después, por el presidente del Tribunal Tutelar de Menores. Como padres, aparecen dos nombres posiblemente ficticios, José y Carmen, de los que se aclara que es solo «a efectos identificadores». Sus apellidos eran entonces López García, «los mismos que les ponían a todos los niños que iban para Menores», aclara María. En la partida de nacimiento, no consta ni la renuncia de su madre a la hija ni si esta fue abandonada.

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  • La casualidad quiso que María y otra familia lucense, que buscaba a su sobrina, acudiesen al Archivo Histórico Provincial demandando documentación sobre la historia clínica del parto de las madres. En ambos casos, coincidían las edades, el sexo y el sanatorio.
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María no desespera y hará lo imposible por aclarar cómo fueron las cosas antes de que hubiese sido entregada a su madre adoptiva. Su última gestión será interponer una demanda de jurisdicción voluntaria para pedir el registro de entrada de su madre biológica en la clínica y saber así quién era y si fue renunciada por su madre o abandonada. «La adopción es legal, pero tiene todas las pintas de ser irregular. Todas las gestiones que hice hasta el momento, con el expediente judicial de adopción en mi mano, el protocolo notarial y el informe de Menores, no me permiten conocer lo fundamental, que es saber quién era mi madre y si hubo renuncia. Este es un derecho que tenemos todos los hijos adoptados y al que yo, de momento, no puedo acceder. Ahora espero que, a través de esta demanda y mediante una orden judicial, aparezcan los archivos de la clínica y pueda saber quién era mi madre», cuenta. 

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