Brasil quiere producir leche como Galicia

De derecha a izquierda: Pedro García Herradón, Luiz Fernando Mainardi y Juan Méndez Dónega, en una degustación de lácteos. sebas senande
photo_camera De derecha a izquierda: Pedro García Herradón, Luiz Fernando Mainardi y Juan Méndez Dónega, en una degustación de lácteos. sebas senande

El estado brasileño de Río Grande do Sul cuenta con 134.000 productores de leche que generan 9 millones de litros diarios. Las cifras desvelan un modelo de producción «atrasado, donde el productor es un esclavo y sus hijos se alejan de esta actividad», explica el secretario general de Agricultura de la región, Luiz Fernando Mainardi. Él y una veintena de representantes del sector público y privado de esta región fronteriza con Uruguay y Argentina buscan estos días en Galicia un modelo que permita invertir esta tendencia. En un país de 200 millones de habitantes en franco desarrollo «hay mucho espacio para crecer y necesitamos modernizar nuestra industria, por eso estamos aquí», explica Mainardi.

La delegación incluye cargos públicos, cooperativistas, productores, industriales y periodistas y su agenda tiene varias paradas en Lugo: en la explotación de los hermanos Teixeira, en A Pastoriza, en el Aula de Productos Lácteos, en Africor y en Xenética Fontao. Antes conocieron Casa Grande de Xanceda y, como colofón, se reunirán con la conselleira de Medio Rural, Rosa Quintana, para firmar un acuerdo de colaboración.

A la delegación le interesa la comunidad que genera la mitad de la producción lechera española, donde las vacas dan una media de 30 litros al día, muy por encima de sus siete litros diarios de promedio. Por eso quieren conocer las mejoras introducidas en los últimos veinte años en cuanto a mejora genética, manejo, cuidado sanitario y nutricional, y en la transformación. Les interesa «toda la cadena», apunta el secretario regional de Agricultura.

Hasta ahora han confirmado que para desarrollar un modelo que «eleve la calidad y la producción y que cree bienestar en el área rural» hay que «producir más y con más calidad y avanzar en el cooperativismo», indica Luiz Fernando Mainardi. «Si tuviéramos la misma media de España nuestra producción duplicaría la de Estados Unidos», ejemplifica.

Además de producir, también ven necesario «estimular a transformación de la leche en las pequeñas industrias» para dar servicio a las cambiantes necesidades de la sociedad brasileña, que experimenta una movilidad muy alta. «En los últimos años, 36 millones de personas pasaron a formar parte de la clase media y sus necesidades cambian, hay mucho espacio para crear nuevos productos, que van a tener demanda seguro», apunta Mainardi. Del mismo modo, añade, la mejora de las condiciones de vida conlleva que más gente consuma leche a diario.

La pieza fundamental en la transformación de este modelo «no es la vaca, es el hombre», resumió Mainardi tras la visita al Aula de Productos Lácteos, un centro que encontraron muy interesante porque no existe algo parecido en su estado. El Aula les ofrece formación para «evolucionar en la capacitación de nuestros trabajadores», apuntó, y asesoramiento tecnológico, dos aspectos que ya ha exportado a otros países de América Latina.

Los miembros de la delegación brasileña quisieron conocer detalles concretos sobre un sinnúmero de temas. Cuánto cuesta, por ejemplo, implantar una pequeña planta de transformación en una propiedad, a lo que el director del Aula de Productos Lácteos, Juan Méndez Dónega, respondió que «se pode traballar limpamente por moi pouco diñeiro, pero se se quere producir ben pode custar uns 200.000 euros para a transformación duns 1.000 litros».

Les interesó también saber si podían comprar patentes de productos ya desarrollados, a lo que Méndez Dónega respondió que la formulación de cada producto es específica para cada cliente y que lo que triunfa en España no tiene por qué gustar también en Brasil, pero «pódese facer algo parecido» y ajustarlo a las necesidades, dijo.

Otra de sus curiosidades se centró en el coste de una planta de producción de arroz con leche de vida larga, que precisa de una elevada inversión, según les explicó Méndez Dónega, no así si se pretende hacer un producto de vida corta -alrededor de dos semanas-. Algunos miembros de la delegación brasileña mostraron su sorpresa por la inexistencia de una planta dedicada a este producto en la comunidad autónoma.

Como segundo estado productor de leche del país, la delegación brasileña mostró mucho interés en la transformación de la leche en polvo, como modo de venderla al exterior.

El director del Aula de Productos Lácteos está convencido de que de esta visita surgirán acuerdos de colaboración. «Brasil crece a una velocidad tremenda y tienen muchas asignaturas pendientes. Necesitan formación y apoyo tecnológico», bienes que Galicia puede aportar sin apenas traducción.

Edificio: La fachada de la nueva sede se igualará a la del Cetal

El proyecto para la nueva sede del Aula de Productos Lácteos, obra del arquitecto Santiago Catalán, tuvo que ser reformado después de que se descartara su ubicación en As Gándaras, donde se había previsto instalar el Centro Tecnolóxico Lácteo. El proyecto ya está listo después de adaptarlo a la nueva finca, en Sanfiz, al lado de la sede del Centro Tecnológico Agroalimentario. Las fachadas de los dos inmuebles tendrán un mismo estilo que aporte continuidad al conjunto.

NOVEDADES
El Aula tendrá una planta de deshidratación

La construcción y equipamiento de la nueva sede del Aula de Productos Lácteos al lado del Cetal tendrá un coste de nueve millones de euros y permitirá incorporar nuevas dotaciones, como una planta de deshidratación y una planta de de secado, cuyo coste excede el millón de euros. La financiación para el conjunto del proyecto procede de fondos europeos.

Según explicó Juan Méndez Dónega, las instalaciones actuales se trasladarán a la nueva sede, que apenas tendrá parte administrativa, de modo que toda la inversión se usará para la planta piloto y los laboratorios aledaños.

El proyecto del nuevo edificio tuvo que modificarse para suprimir duplicidades con el Cetal, como el salón de actos y la parte administrativa, que estarán en este último, y armonizar el sistema de climatización, basado en la geotermia.

Deshidratación

La planta de deshidratación y desecado servirá para tratar otro tipo de alimentos, no solo lácteos. En este último caso se usará para abrir líneas de investigación sobre la valorización de subproductos, como el suero, y sistemas de transporte más eficientes y menos costosos. «Queremos que la leche gallega no solo viaje al súper de la esquina, sino a donde la paguen mejor, sea aquí o en China», explicó Méndez Dónega. Deshidratarla favorecerá su transporte a un coste óptimo porque cada vez es menos rentable trasladar agua, señaló.

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