Cierra una guardería del casco viejo de Lugo ante la falta de espacio

La guardería que la firma Barrio Sésamo tiene en la Rúa Nova de la capital lucense dejará de prestar servicio a finales de julio. La propietaria, Mirta Gliemmo Lucas, tomó la decisión hace unos días después de que la Xunta le instara a realizar varias reformas para cumplir con la normativa.

El centro está ubicado en un inmueble bastante antiguo, aunque reformado hace unos años, con un patio que colinda con la muralla. Este curso cuenta con 50 alumnos de 0 a 3 años —16 con cheque bebé— y la oferta de la dirección es reubicarlos en otras guarderías de Barrio Sésamo. Sin embargo, algunos padres han mostrado su disgusto con el cierre porque consideran buenas las instalaciones y el servicio y las otras les quedan más lejos.

De los 50 niños, aproximadamente la mitad son de último curso, por lo que abandonarán el centro en los próximos meses. Los otros podrán ir a cualquiera de las otras guarderías de Barrio Sésamo, aunque las más próximas son la de Clérigos y la de Serra Gañidoira, la más grande de todas ya que dispone tres plantas. Según Gliemmo, hay plazas suficientes para reubicar a los pequeños.

De la misma forma, las cinco trabajadoras con las que cuenta la guardería de la Rúa Nova serán reubicadas en las otras, explicó Gliemmo.

La directora explicó que tomó la decisión de echar la llave tras una inspección reciente de la Xunta, en la que se le requirió que cumpliera la normativa. Se le pidió, en concreto, que se habilitase una sala de usos múltiples, que las aulas tuvieran un mínimo de 30 metros cuadrados, un baño para discapacitados y un ascensor para comunicar el bajo con la primera planta, entre otras medidas, explica Gliemmo.

Sin embargo, las dimensiones y la estructura del inmueble no permiten esas reformas, indica la directora, que hace años que estudia la manera de ampliar el edificio, dice. Una de las alternativas que se planteó fue cubrir el patio que hay entre el edificio y la muralla para habilitar un aula, pero no obtuvo permiso municipal, asegura.

Gliemmo barajó también trasladarse a algún local cercano. Estudió dos propuestas y llegó a presentar proyectos a la Xunta y al Concello, aunque siempre fueron denegados por «diferentes razones», explica. Ante esta situación, decidió cerrar el centro en verano y renunciar, al menos de momento, a abrir otro.

Para los próximos días está prevista una reunión con los padres de los niños de Rúa Nova, algunos de los cuales han mostrado su disgusto con el cierre. «Estoy indignada porque ya hay poquitas guarderías y encima cierran ésta», afirmaba ayer Belén Martínez, usuaria.

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