Artistas

Nunca pensé que en Lugo había tanto artista desconocido y autodidacta hasta el Arde Lucus del fin de semana pasado, con las calles llenas de actores que buscaban su momento de interpretación, o de gloria, ya sea de miles gloriosus del fastuoso o del decadente imperio romano, que de todo hubo en su historia, o incluso de belicosos guerreros celtas, aquellos que Plinio el Joven, al acompañar a César en la conquista de la Lusitania, describió como “bajos, morenos y con tendencia a la calvicie”

El caso es que recorriendo las rúas y plazas luguesas uno tenía la sensación de encontrarse en el rodaje de Ben-Hur, con el centro de la ciudad ocupado por extras transformados en afeminados senadores, bruscos centuriones, camareros-tribunos, despistados celtas, vestales y hasta algún Jesucristo, en plena representación teatral en la que cada uno mostraba ese actor que lleva dentro, ya fuese desfilando militarmente, con el saludo a la romana y el consiguiente “Ave César”, o en plena bacanal aunque sin triclinium para el acomodo.

Realmente no eran extras sino que talmente parecían personajes salidos de Ab urbe condita, de Tito Livio; del Carmina selecta, de Catulo, de la Bellum Iugurthinum, de Salustio o de cualquiera de los Epigrammata selecta de Marcial. Pena que nadie se acordara de Cicerón y de sus Catilinarias porque ser concejal y emperador, la meta por otra parte de cualquier político, bien hubiese merecido una.

Lástima que en aquellas épocas del Taller de teatro La Araña, en las que la censura franquista casi nunca nos dejaba estrenar, no tuviésemos una fiesta como el Arde Lucus. Habría siempre figurantes de repuesto y la ciudad le quitaría el puesto a Ribadavia como epicentro del teatro en Galicia.

Desde luego, en Lugo trabajo no habrá pero Paloma Lugilde no va a tener problema para completar el elenco de Palimoco Teatro porque, otra cosa no abundará pero artistas...¡menuda cantera!

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