Artesanos se quejan de que los puestos de Arde Lucus se fijen por puja

La decisión del Concello de sacar a subasta los 60 puestos del mercado del Arde Lucus -un sistema parecido al que se utiliza para las casetas del pulpo- no ha sentado bien a muchos artesanos, que temen no poder instalarse en la feria. Consideran que el método no es el más adecuado si se pretende que se trate de un mercado de artesanos porque los precios que obliga a desembolsar hacen que sólo los comerciantes de reventa puedan acceder a los puestos.

Bajo esa denominación se engloban todos aquellos que venden artesanía, pero no la hacen. En realidad, según algunos profesionales, se trata de puestos en los que cabe todo, también algunos productos industriales, algo que, para los artesanos, desvirtúa el objetivo del mercado.

«Es una subasta a sobre cerrado y las ofertas multiplicarán los precios seguro. Yo no puedo pagarlo», reconoce Emilce Hornos, una artesana que acudió al Arde Lucus en sus primeras ediciones y hasta hace un par de años. Recuerda que inicialmente, mientras el Ayuntamiento organizó directamente el mercado, la instalación era gratuita y que no fue hasta que se hizo cargo una empresa cuando se empezó a cobrar.

Los últimos años, por un puesto de hasta tres metros lineales que es el que a ella le interesa, se pedía alrededor de cien euros. Precisamente, 98,60 euros es el precio de salida de la parcela de dos metros lineales para este año, lo que con seguridad subirá notablemente en el precio final. En el caso de los puestos de mayor tamaño, los de 16 metros lineales, el precio de salida es de 788.80. Los participantes en la subasta deberán presentar una garantía del 10% del canon ofertado. En total saldrán a puja setenta puestos en la décima edición de la fiesta romana.

«Con la artesanía no se pueden pagar esos precios. Y si hay puestos de reventa, no se puede competir. Realmente no sé lo que hay que hacer para poder vender las cosas tan baratas. Nosotros tardamos horas en hacer lo que vendemos, si lo vendemos tan barato no nos da ni para el material», se queja Emilce, que reclama que «todo el dinero que da la UE para mantener viva la artesanía se dedique a eso».

Arde Lucus es ahora una plaza apreciada por los artesanos porque se reúne mucha gente y se puede llegar a hacer mucho dinero. «Recuerdo que los primeros años no quería ir nadie. No se conocía. El primer año estábamos siete y, cuando una empresa privada se hizo cargo de organizar el mercado, ya no permitieron que estuviéramos allí».

Polémica

La venta de artesanía provocó hace dos ediciones cierta tensión entre comerciantes y Ayuntamiento. La edición justo anterior había sido muy buena y en esa se recibió multitud de artesanos y comerciantes, llamados por la afluencia de visitantes. Los artesanos que participaban en el mercado oficial, el situado en la Praza Maior y cuyos puestos están ambientados en la época, se quejaron de que, en las calles del casco histórico se colocaban multitud de comerciantes que suponían una competencia desdeal, pues vendían artesanía sin pagar nada por instalar su puesto.

Después de que la Policía desalojase varios puestos, los artesanos afectados se manifestaron frente al Ayuntamiento a causa de esa medida, reclamando que se les permitiera participar en el mercado del Arde Lucus.

Ahora, la reclamación de algunos profesionales va en ese mismo sentido. Piden que se permita acceder al mercado y que, en las bases, se tenga en cuenta si son de Lugo, por ejemplo.

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