Aprender a convertirse en otro

"Aquí enseñan a interpretar de manera distinta, te hacen ver que el secreto está en llegar a actuar sin sobreactuar», indica Andrea Rey , una de las participantes en este campamento estival que reúne en la residencia LUG, en su octava edición, a más de treinta adolescentes gallegos de entre 15 y 17 años.

Sabela Martínez , una de las monitoras de teatro, explica que «lo que pretendemos siempre es ir más allá, lograr acercar el teatro a los niños de una forma profesional. Para ello les enseñamos técnicas con las que sean capaces de controlar la respiración, la voz y el propio cuerpo». Quizás por este motivo llegan alumnos de todas partes de Galicia. «Soy de Vilagarcía y me apunté porque me dedico al baile y me atraía la idea de mezclar la danza con el teatro», señala Andrea. Ella, junto a Lucía Vallines , otra de las participantes en el campamento que dirige la compañía teatral Palimoco, no podrá seguir las actividades durante unos días hasta que se recupere de una lesión. Y es que, aunque no lo parezca, el deporte es un ingrediente fundamental en este campamento. «Impartimos una forma distinta de hacer ejercicio. Enseñamos a los alumnos un modo diferente de trotar y de relacionarse con el entorno», puntualiza Sabela.

Para una buena interpretación el propio cuerpo se convierte en un instrumento más, motivo por el que los profesores de Palimoco tratan de que los adolescentes lo potencien. «Nos enseñan a eliminar tensiones y malos rollos, lo que nos permite meternos en nuestro cuerpo», dice Andrea.

Danza, deporte, malabares, maquillaje, paseos en catamarán, picnic, lecturas, vestuario, música... si hay algo que caracteriza este campamento de interpretación es la variedad. «Damos una vuelta a la muralla. Luego hacemos desde ejercicios de circo a tablas para trabajar el cuerpo y la voz», explica Lucía. Esta coruñesa de 17 años también apostó por la fusión de distintas artes. «Yo canto en un grupo de música pero mi vocación es también el teatro. Me gustaría llegar a ser profesora de interpretación porque, tal y como nos han explicado aquí, hay poca gente que se especialice en esa rama y lo necesario para conseguirlo es la capacidad para transmitir».

Además, la diversión, a lo largo de los casi quince días que dura la experiencia, está garantizada. «Ayer tuvimos la primera performance en la calle y nos lo pasamos genial. Jugamos con paraguas y conseguimos un espectáculo con mucho color. En algunos momentos teníamos que permanecer completamente inmóviles y entonces se nos acercaba un grupo de niños andaluces extrañados que nos tocaban porque no entendían por qué estábamos todos quietos. Nos reímos mucho y conseguir hacer bien la representación fue un reto», confiesa Lucía. La actividad que más le llamó la atención hasta el momento fue «un ejercicio que hicimos para trabajar la columna vertebral. Exigía mucha flexibilidad y parecía que nos íbamos a hacer daño pero cuando terminas te sientes completamente relajado, la sensación final es muy buena».

Ángela Fraga , una de las monitoras de tiempo libre que organiza las actividades, destaca que otra de las ventajas del campamento es «la atención personalizada que se le da a cada alumno». Ángela asegura que le parece «muy interesante la unión que aquí se produce entre los profesionales de la interpretación y los monitores de tiempo libre que organizan el campamento». «Nuestra labor es conseguir que el grupo les preste atención y que los alumnos cumplan el horario establecido», explica Ángela. «En otros campamentos no se tiene en cuenta la forma física de cada niño a la hora de establecer los ejercicios ni tampoco se tiene en cuenta su evolución, sin embargo aquí no sólo se respetan las condiciones de cada alumno sino que se potencian», cuenta Ángela a través de su experiencia.

Como colofón, los alumnos disfrutarán de encuentros con artistas gallegos como Uxía Senlle y podrán recoger los frutos de su esfuerzo tras una representación pública de las piezas ensayadas.

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